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En 1914, Pancho Villa expulsó a los españoles de La Laguna

SIGLOS DE HISTORIA

Enrique Vega Peláez.  Archivo familiar Guzmán Vega

Enrique Vega Peláez. Archivo familiar Guzmán Vega

Domingo Deras Torres Investigador Histórico

Segunda Parte

Los españoles y sus familias esperaron el final de la batalla de Torreón, en todo aquel sitio que les brindara seguridad, el desenlace de su destino era incierto. Pánico tenían de correr la misma suerte que tuvieron los más de trescientos chinos asesinados en la primera toma de la ciudad, por las tropas maderistas en mayo de 1911, sangrientas escenas se vivieron en el Banco Chino donde se habían refugiado muchos de ellos. La noticia de la xenófoba masacre se difundió en la prensa nacional e internacional, las crónicas de aquel genocidio son macabras, la crueldad de sus verdugos no tuvo límites.

Los orientales que no perecieron a balazos, fueron arrojados al aire desde la azotea del edificio bancario para morir estrellados en el piso, otros eran amarrados de sus trenzas a las colas de caballos echados a correr falleciendo golpeados. ¿Qué pasará con nosotros? ¿Nos matarán? Se preguntarían aterrorizados los hispanos, cuyas vidas estaban en las manos del temible Pancho Villa.

SE REFUGIARON EN EL BANCO DE LA LAGUNA

Los españoles más ricos de la Comarca Lagunera y sus familias, se guarecieron durante la los violentos días de la batalla de Torreón, en el edificio del Banco de La Laguna ubicado frente a la plaza de armas. El emblemático inmueble forma parte del centro histórico de nuestra ciudad, su antigua fachada de cantera conserva su originalidad, sus muros y techos además de guardar dinero acumulan historia; continúa funcionando como banco.

El historiador Eduardo Guerra, dice que desde días antes de la entrada triunfal de Villa, muchos extranjeros y principalmente los españoles se habían refugiado en diversas instituciones bancarias y comercios. Transcribió un comunicado firmado por el cónsul británico H. Cunard Cummings, fechado el 30 de marzo de 1914, dirigido al agente confidencial americano George C. Carothers, uno de sus párrafos dice: "Deseo poner en su conocimiento que hay extranjeros refugiados en el Banco de La Laguna, Banco Alemán, Almacén de Buchenau y Cía., casa del Dr. Carr y casa del señor Victorero y que todos están bien". (Historia de Torreón. Autor: Eduardo Guerra. Segunda Edición, página 184. Ediciones Casán. Torreón. 1957).

En una nota periodística publicada por El Siglo de Torreón, el 15 de septiembre de 1932, titulada "El Éxodo de la Colonia Española bajo la orden del General Francisco Villa", se detalla que las oficinas del gerente del Banco de La Laguna fueron asignadas a Joaquín Serrano Martínez -uno de sus principales accionistas-. Estuvo acompañado de su sobrina Juana Serrano Gómez y su esposo Ponciano Clavel Oribe, de origen riojano, como él. En otra sección obtuvieron alojo José Arrivillaga y Fernando San José, llegaron días antes del final de la batalla, junto con decenas de españoles que lograron acomodo en el sótano.

El 3 de abril de 1914, a las 9 de la mañana hizo su entrada triunfal a Torreón, Pancho Villa. Para esas horas, ya había cerca de 300 españoles en el interior del Banco de La Laguna, angustiados estaban por desconocer el trato que les iba a dar El Centauro del Norte; algunos temían lo peor. Por las calles de la ciudad, había innúmeros cadáveres putrefactos de equinos y combatientes caídos en la refriega, el pestífero olor a muerte impregnaba el ambiente; había incendios en casas y negociaciones, muchos comercios fueron saqueados. (Palomas, Torreón y Pancho Villa. Autora: Luz de Arellano. Imprenta Venecia. México. 1966)

Nativo del Condado de Butler, Alabama, Estados Unidos y de ocupación agricultor, Isaac Molette Ulmer Tankersley era el cónsul norteamericano en Torreón. Contrajo matrimonio con Olivia Fernández, procreó cinco hijos de nombres John, Lucian, Olivia, Lucy y Cristina; vivió en el número 2 norte de la calle Ramos Arizpe. (Catálogo de Extranjeros. 86 Años de Inmigrantes en Torreón. Autora: Lic. Elisa Gutiérrez Galindo. Impresora Colorama. Torreón. 2002).

Por estar vacante el consulado español, Ulmer ostentaba la representación de los intereses de la colonia hispana en esos críticos momentos, con tal carácter se presentó el 4 de abril ante el general Villa; le manifestó que las vidas de los españoles y sus familias, se encontraban, bajo la protección de la bandera de los Estados Unidos. Además, le advirtió que en Madrid, había gran preocupación por la suerte que ellos correrían en poder de los revolucionarios.

Villa, recibió a Ulmer con cordialidad, le dijo que atendería el asunto con rapidez. Al día siguiente, 5 de abril, el líder revolucionario acompañado de su secretario el coronel Miguel Trillo, el general Aguirre Benavides y Felícitos Villarreal, Gerente de la Compañía Metalúrgica de Torreón, se dirigió al edificio del Banco de La Laguna para entrevistarse con los españoles.

Juan José Fernández Torres, hijo del santanderino José Fernández Madrazo quien vivió el destierro, refiere que su progenitor le relató que las pláticas para arreglar la salida de los españoles de La Laguna, se llevaron a cabo en el antiguo Hotel Francia, entre los villistas y los representantes de la comunidad hispana.

VILLA, ORDENA LA EXPULSIÓN DE LOS ESPAÑOLES

El Centauro del Norte bajó las escaleras que conducían al sótano del banco, llegó hasta donde se encontraban los hispanos y sus familias, un silencio tenso dominaba la atmósfera de aquel subterráneo lugar; las nerviosas miradas de los miembros de la comunidad hispana, se clavaron como agudos alfileres en la figura de Pancho Villa. Éste, enérgico y con tono reprochante, los calificó de enemigos de la revolución por haber apoyado a los huertistas y los condenó al destierro.

Les fijaba un plazo de dos días para abandonar la Comarca Lagunera, quien se rehusara a obedecer la orden, sería llevado al paredón sin distinción alguna. Felícitos Villarreal, le solicitó ampliara el referido plazo para que los españoles pudieran arreglar sus bienes, petición a la que Villa no cedió.

Algunos hispanos le plantearon que habían sido ajenos a la ayuda proporcionada al ejército huertista, consideraban que era injusto que se les incluyera en la expulsión, muchos eran simples asalariados y no tenían suficientes recursos financieros para subsistir con sus familias en el destierro. Villa, inclemente, les replicó que la orden la daba sin excepción alguna; no quería a ningún español en territorio lagunero.

La nota periodística ya citada, asienta que el general Villa, al pasar por el sitio donde se encontraba Joaquín Serrano Martínez (1856-1921), se detuvo para manifestarle que él sí se podía quedar; lo excluía del destierro. Al revolucionario duranguense le informaron que Serrano era un español generoso y gran benefactor de la sociedad lagunera, donó los terrenos que ocupa la Alameda Zaragoza y fue el primer presidente del patronato del Sanatorio Español. Además, regaló y vendió a precios bajos muchos terrenos a sus trabajadores en el área que ocupa la Colonia San Joaquín, que lleva su nombre.

Serrano no se quedó, le agradeció a Villa tal distinción, respondió que se solidarizaba con sus paisanos expulsados y se iría con ellos. Fue un hombre muy estimado en Torreón, se ganó la admiración y el respeto de todas las clases sociales de La Laguna, cuando falleció a su entierro efectuado en el Panteón Municipal asistieron infinidad de personas.

POR VÍA FERROVARIA SALIERON A EL PASO, TEXAS

El general Villa dispuso que los expulsados fueran sacados de la región lagunera por tren. La intempestiva orden del destierro, hizo que los españoles se llevaran consigo lo que apenas pudieron tomar, no había tiempo para más. Los hispanos que estaban en el Banco de La Laguna, salieron fuertemente custodiados por soldados revolucionarios, fueron llevados a la Estación Alianza ante la mirada de una multitud de curiosos apostados en las calles.

El texto referido de El Siglo de Torreón del 15 de septiembre de 1932, dice: "El convoy lo formaban además de la locomotora, un carro de pasajeros de segunda clase, bastante deteriorado y carros de mercancías llamados de caja, donde se acomodaron hasta no caber más… Aún faltaban de embarcar más de 200 hispanos, se dispuso que el convoy ya listo se marchara, y se procedió a la formación de otro que algunas horas después salió con los españoles faltantes".

La nota agrega que en los dos trenes iban aproximadamente 500 españoles. En la primera corrida se acomodaron en el carro de pasajeros, los siguientes: el más rico de todos, Rafael Arocena y Arbide; los santanderinos Serapio Santiago Aja, Baldomero Ezquerra Vidaña y los hermanos Daniel y Víctor Ruiz Escajadillo; los asturianos Silvestre Faya Ardizana, Agustín Victorero Lucio, César y Enrique Vega Peláez, así como Fernando y Gaspar Pruneda; el matrimonio de alicantinos formado por Sebastián Domene Rubio y su esposa Manuela Milán de Domene. También se fueron en este tren Manuel Gutiérrez, José Arrivillaga, Fernando San José, Juan Dualde, José Ramón Hurtado y Bartolo Sauto.

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Joaquín Serrano Martínez
Joaquín Serrano Martínez
Sebastián Domene Rubio. Archivo de Alberto González Domene.
Sebastián Domene Rubio. Archivo de Alberto González Domene.
Manuela Milán Alarcón de Domene. Archivo de Alberto González Domene.
Manuela Milán Alarcón de Domene. Archivo de Alberto González Domene.
Silvestre Faya Ardizana.   Archivo de María Elena Faya Viesca.
Silvestre Faya Ardizana. Archivo de María Elena Faya Viesca.

Imagen del antiguo Banco de La Laguna, refugio de los españoles durante la Toma de Torreón, en 1914
Imagen del antiguo Banco de La Laguna, refugio de los españoles durante la Toma de Torreón, en 1914

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