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En 1914, Pancho Villa expulsó a los españoles de La Laguna

SIGLOS DE HISTORIA

Miembros de la Colonia Española de Torreón a mediados del siglo XX. De izquierda a derecha y de arriba para abajo, aparecen: Joaquín A. Pérez, Genaro Montalbán Busano, Abilio Hoyos Fernández, José Secunza Ruiz, Alfredo García Urrutia, Eduardo Rivas Allende, José Fernández Madrazo, José Rendueles, José Cueto, Ramón Montaña y Simón y Francisco Díaz Pérez; algunos de ellos, vivieron la expulsión de 1914. (Archivo del Sanatorio Español).

Miembros de la Colonia Española de Torreón a mediados del siglo XX. De izquierda a derecha y de arriba para abajo, aparecen: Joaquín A. Pérez, Genaro Montalbán Busano, Abilio Hoyos Fernández, José Secunza Ruiz, Alfredo García Urrutia, Eduardo Rivas Allende, José Fernández Madrazo, José Rendueles, José Cueto, Ramón Montaña y Simón y Francisco Díaz Pérez; algunos de ellos, vivieron la expulsión de 1914. (Archivo del Sanatorio Español).

Domingo Deras Torres, Investigador Histórico

Tercera Parte

Durante la etapa del constitucionalismo - la lucha armada contra el usurpador Victoriano Huerta -, se generó una hispanofobia en casi todo el país cuyos efectos se dejaron sentir en las ciudades de Chihuahua y Torreón, donde Francisco Villa expulsó a los españoles en 1913 y 1914, respectivamente. Al triunfo de la causa con la caída del huertismo, el gobernador de Puebla, Francisco Coss, firmó un decreto el 24 de septiembre de 1914, prohibiendo el trabajo de "dependientes españoles" en fábricas y fincas agrícolas; el dependiente, era el indiano que supervisaba el trabajo de los obreros mexicanos.

EL PADRE DE SALVADOR NOVO, ENTRE LOS EXPULSADOS

Uno de los miembros de la colonia española de Torreón en 1914, era el gallego Andrés Novo Blanco, casado con la zacatecana Amelia López Espino y con quien engendró a su unigénito hijo, Salvador. Andrés, fue empleado del soriano Pascual Borque Hernández, quien era propietario de la tienda La Soriana que estaba ubicada en la esquina sureste del crucero de la avenida Hidalgo y calle Juan Antonio de la Fuente. La familia Novo López, vivió en una casa que se ubicaba por la calle Ramón Corona número 414 sur y que fue propiedad de Francisco C. Espino, tío materno de Amelia; Francisco, residía en una finca contigua.

El día que los villistas entraron triunfantes a Torreón, fueron a tocar la puerta de los Novo con brusquedad, buscaban a un militar huertista que les dijeron ahí estaba escondido. Amelia abrió la puerta con temor, pero antes Andrés y Francisco -el padre y el tío del escritor-, habían salido huyendo por la parte posterior de la casa para escapar por una finca hacia la avenida Hidalgo; fueron perseguidos y se oyeron detonaciones. Luego, el hogar sería saqueado por los revolucionarios y los habitantes de los jacales vecinos, quienes tumbaron cuanta puerta cerrada salía a su paso. (La Estatua de Sal. Autor: Salvador Novo. Edición de Conaculta. México. 2002)

Amelia, muy alarmada se armó de valentía, dejó a su pequeño hijo Salvador de diez años de edad con sus vecinos los Giannacopoulos para ir a buscar a su marido y a su tío; por la noche, se supo que habían asesinado a Francisco y Andrés estaba escondido. "Pero mi padre, español, tenía que seguir oculto, porque es sabido el odio que profesaba Villa por los gachupines", anotaría en sus memorias el autor de La Nueva Grandeza Mexicana.

La señora Novo, fue a buscar a Pancho Villa, le pediría que respetara la vida de su marido. El excronista de la ciudad de México, relata aquella emotiva entrevista y detalló la respuesta del líder revolucionario a la petición de su progenitora: "los muchachos se habían equivocado, y habían matado a su tío. Ya ni remedio; pero en cambio, iba a perdonarle la vida a su marido el gachupín. Esto sí, a condición de que al día siguiente se largara al extranjero, para lo cual, le daba un salvoconducto con su firma asquerosa, que mucho tiempo conservamos como una curiosidad tetarológica".

Por esta amarga experiencia vivida con el villismo en Torreón, el mordaz Salvador Novo siempre se refirió con desprecio a la figura del Centauro del Norte, cuando el escritor Emanuel Carballo le preguntó por la novela de la Revolución Mexicana, por Francisco Villa y Emiliano Zapata, con punzante sarcasmo le contestó: "La novela de la Revolución es muy aburrida y, lo que es peor, nació muerta… A estos brutos, los revolucionarios como Villa y Zapata, los escritores los hicieron hombres, figuras: les concedieron la facultad del raciocinio… En otras palabras, los inventaron". (Protagonistas de la Literatura Mexicana. Autor: Emanuel Carballo. Edición de Lecturas Mexicanas. SEP. México. 1986)

LOS ESPAÑOLES DESTERRADOS LLEGAN A EL PASO, TEXAS

La nota que en su modalidad de semblanza fue publicada por El Siglo de Torreón, el 15 de septiembre de 1932, dice que fueron dos los trenes en los que salieron cerca de 500 españoles desterrados con destino a la ciudad texana de El Paso. El historiador Eduardo Guerra, afirmó por su parte que eran tres los convoys ferroviarios que partieron de la Estación Alianza, llevando a bordo aproximadamente a 600 expulsados.

Además, Guerra dice que el primer tren salió el día 5 de abril de aquel 1914, el segundo el día 6, y el tercero el día 7; entre los desterrados, figuraba el vascongado Gerardo Orúe Zarandona. Agrega el historiador y exalcalde de nuestra ciudad, que con anterioridad a la Toma de Torreón se verificó la retirada de Munguía, en la que salieron los españoles José Cueto y Manuel González.

Horas antes de la partida de los hispanos expulsados, el vasco Rafael Arocena y Arbide había girado instrucciones a sus paisanos y colaboradores Ángel Urraza Saracho, Fernando Rodríguez Rincón y José Larrea Urquijo, para que se proporcionaran víveres y dinero a los empleados de su negociación algodonera. Arocena, lo hizo con la finalidad de que no pasaran necesidades en el viaje y durante su estancia en El Paso. (Historia de Torreón. Autor: Eduardo Guerra. Página 190. Ediciones Casán . Torreón. 1957).

¿A dónde iremos a parar? ¿Cómo subsistiremos en El Paso? ¿De qué manera podremos repatriarnos a España sin dinero? ¿Qué pasará con nuestras casas y negocios que dejamos en la Comarca Lagunera? ¿Estarán a buen recaudo con quienes los dejamos encargados? ¿Regresaremos algún día? ¿Se acabó el sueño de "hacer la América" por culpa del antiespañol Pancho Villa? Éstas y otras angustiantes preguntas, asaltarían la imaginación de los hispanos y sus familias expulsados de La Laguna, durante su trayecto ferroviario por los desolados desiertos norteños de Durango y Chihuahua.

En la primera plana de su edición del 9 de abril de 1914, el diario texano El Paso Morning Times, informó a sus lectores la llegada de los refugiados españoles procedentes de la Comarca Lagunera. Miembros de las comunidades hispanas residentes en Ciudad Juárez y en El Paso, fueron a la estación ferroviaria de esta última ciudad para proporcionar solidaria ayuda a sus paisanos desterrados, decenas de éstos hicieron su arribo solamente con lo que traían puesto y con muy poco dinero; la fraternidad, entre los indianos, nunca ha perdido vigencia.

-En esa misma página, el diario detallaba que los villistas en Torreón, habían confiscado las siguientes instituciones bancarias: Banco de Londres y México, Banco Nacional de México y el Banco de La Laguna. Por otro lado, se tuvo información de los saqueos cometidos por los revolucionarios y la turba en múltiples negociaciones propiedad de los españoles, el patrimonio logrado durante años de arduo trabajo fue devorado en horas por un insaciable pillaje.

Una de esas firmas mercantiles, botín de la rapiña fue la famosa Papelería El Modelo -recientemente cerrada-, propiedad de los asturianos Agustín, Ángel y Antonio Victorero Lucio, la que también había sido saqueada por los villistas en la Toma de Torreón de 1913. A los Victorero, la revolución los afectó y los orilló a regresar definitivamente a su natal Lastres, en el Principado de Asturias; años después, volverían a Torreón nomás de visita. (Historia de Torreón. Autor: Manuel Terán Lira. Tercera edición. Editorial Macondo. Torreón. 1989).

En la referida plana del periódico El Paso Morning Times, apareció un desplegado publicitario que anunciaba la venta de boletos para los desterrados de Torreón que quisieran regresar a España, el anuncio decía: "ATENCIÓN REFUGIADOS ESPAÑOLES. Si desea usted viajar al Este, Oeste o al Norte, aproveche usted la oportunidad de viajar vía Sunset Reute. Nuestro servicio es el mejor. Hacemos conexiones directas con el vapor que sale de Nueva Orleans el 22 de abril para Coruña, España y Havre, Francia, también con el vapor que sale el día 14 de abril para Veracruz. Pase usted a informarse sobre la vía más directa con el mejor servicio. Oficinas de Boletos: Calle North Oregon No. 206". Otro de los encabezados, narraba: "Pasaron todos los Refugiados".

LA SITUACIÓN DEL SANATORIO ESPAÑOL

Al expulsar Pancho Villa a todos los españoles de La Laguna, la administración del Sanatorio Español quedó prácticamente acéfala, esta institución médica se encontraba ubicada por aquellos años en una finca que estaba marcada con el número 119 sur de la calle Guadalupe Victoria (hoy calle Francisco I. Madero), propiedad de Manuel Zapata, entre las avenidas Morelos y Matamoros.

Cuando fue fundado el Sanatorio Español en 1907, por el madrileño Eduardo Villalobos Marcillat, éste se entrevistó con la religiosa Dolores Galván Calva quien pertenecía a la orden de las madres Josefinas. La invitó para que las monjas de esta congregación, formaran parte del hospital, ello con el fin de que contribuyeran en la atención de los pacientes como lo siguen haciendo hasta el día de hoy. La petición de Villalobos, tuvo una respuesta positiva, fueron 12 las primeras Hermanas Josefinas en llegar al sanatorio.

Fue precisamente la orden Josefina, bajo la dirección de la madre Dolores Galván Calva, quien veló por el cuidado de los pacientes y atendió el manejo de los valores del Sanatorio Español, mientras duraron ausentes los españoles desterrados y que tiempo después regresaron para reasumir su administración. (Sanatorio Español. Una Gran Historia. 100 Años. Autor: Carlos Castañón Cuadros. Editado por el Sanatorio Español. Torreón. 2007).

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Rafael Arocena y Arbide.  (Fondo Arocena)
Rafael Arocena y Arbide. (Fondo Arocena)
Ángel Urraza Saracho. (Archivo de José Ignacio Verano Ortiz)
Ángel Urraza Saracho. (Archivo de José Ignacio Verano Ortiz)
El gallego Andrés Novo Blanco, Amelia López de Novo y su hijo Salvador, en un estudio fotográfico en Torreón, en 1914.  (Archivo López Antuñano)
El gallego Andrés Novo Blanco, Amelia López de Novo y su hijo Salvador, en un estudio fotográfico en Torreón, en 1914. (Archivo López Antuñano)

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