Nosotros Desayunos Eventos Salud

Dolores del Río en Nazas

SIGLOS DE HISTORIA



Jaime y Dolores, en Venecia, durante su luna de miel que duró año y medio por Europa. De regreso en México, decidieron residir en la hacienda Las Cruces en Nazas.

Jaime y Dolores, en Venecia, durante su luna de miel que duró año y medio por Europa. De regreso en México, decidieron residir en la hacienda Las Cruces en Nazas.

Domingo Deras Torres

(Tercera Parte)

Durango es tierra rica en historias y leyendas. La efímera residencia de Dolores del Río en la hacienda Las Cruces en Nazas, ha sido una intocada cápsula del tiempo próxima a cumplir su centenario en 2023, contiene un inventario de relatos emergidos de una tradición oral que he escuchado por décadas. En las comunidades de Nazas, Pedriceña, Pasaje, Santa Teresa de la Uña, San Pedro del Tongo, Paso Nacional, Velardeña y en el ejido Emilio Carranza (exhacienda Las Cruces), diseminados en los municipios de Cuencamé y Nazas, radican descendientes de aquellos que convivieron con la actriz que protagonizó la famosa película María Candelaria. Heredaron de sus antepasados un baúl de anécdotas y recuerdos.

JAIME Y DOLORES EN LA HACIENDA "LAS CRUCES"

(Continuación)

Desde antaño varios lugareños y ancestros de mi familia me relataron que Dolores del Río, como cualquier otro habitante de las rancherías y poblados de la región, se bañaba en las aguas del río Nazas sobre todo en los días de intenso calor.

Fue un domingo durante el verano del año pasado, cuando visité el ejido Emilio Carranza (antes hacienda Las Cruces), en la plaza del poblado se encontraba sentado sobre una banca un vecino de avanzada edad de la localidad; lo saludé, dijo llamarse Juventino Ortega Aldaba.

Me narró que su tía Ana María Ortega Madrid, había sido recamarera de del matrimonio Martínez del Río Asúnsolo, en Cruces. "Don Jaime y sobre todo la señora Dolores le tomaron mucho cariño a la hermana de mi papá, cuando ellos decidieron regresar a vivir a la ciudad de México, convencieron a mi tía Ana María para que siguiera trabajando a su servicio; se fue con sus patrones y no volvió".

En una casa del mismo ejido, me recibió muy amable Florencio Palacios Licerio, es hijo de Antonio Palacios Vicuña quien fuera mozo al servicio exclusivo de Dolores del Río en Cruces. Me relató que su progenitor había sido el alter ego de Jaime y Dolores.

"Mi papá me platicaba que Dolores del Río tenía un perrito al que adoraba, se llamaba ´Dodó´, lo traía siempre a su lado y con frecuencia lo cargaba entre sus brazos; también tuvo como mascota a un cachorro de jabalí. Le encantaban los animales y aquí en Cruces aprendió a montar a caballo", comentó Florencio al evocar las charlas de su progenitor.

Palacios Licerio relató que Dolores del Río tenía una cámara fotográfica, le enseñó a Antonio su padre a manejarla porque le gustaba que le tomaran gráficas. Agregó que en algunas fotos aparece la después actriz posando sola en el campo o con su marido y amigos, en otras, fue captada en compañía de sus mascotas sobre todo con "Dodó" su perrito consentido.

Argumentó que Jaime Martínez del Río y Vinent le tenía excesiva confianza a su progenitor. Así lo detalló: "La última ocasión que don Jaime estuvo aquí en Cruces, le encargó a mi papá la custodia de dos sacos que contenían monedas de oro y plata. Cuando él se fue a vivir junto con su esposa Dolores a los Estados Unidos, donde ella incursionó con éxito en el cine, estuvieron de paso por Torreón y se hospedaron en un hotel; desde allí, le ordenó a mi padre le llevara ese dinero. Y así lo hizo".

Josefina Vargas Martínez, esposa de Florencio, me dijo que conoció la antigua y desaparecida casa grande de la hacienda Las Cruces. "Tenía habitaciones muy grandes, un oratorio y una fuente al centro de su patio principal. Durante los años sesenta del siglo pasado, allí funcionó la escuela primaria Niños Héroes de Chapultepec que sigue operando en el ejido, la casona fue arrasada por la creciente del río Nazas durante la inundación de 1968". relató,

Frente a la Estación de Pedriceña mi tío bisabuelo Antonio Torres Carrillo, tenía una antigua casona aún en pie donde vivió con su esposa Juana Rivas y sus hijos Antonio y Juanita, es grandísima. Cuenta con muchas habitaciones, acondicionó una parte de la misma como hotel y mesón, muchos viajeros se hospedaban allí.

Eran los días en que el tráfico ferroviario era intenso. Al mes, centenares de pasajeros partían o llegaban a la Estación de Pedriceña para enfilar con rumbo a las rancherías aledañas o a las poblaciones de Nazas, Velardeña y a la desaparecida fundición de Asarco; en esta última, residieron familias alemanas y norteamericanas.

En el hotel y mesón de los Torres Rivas, Jaime y Dolores llegaron a hospedarse cuando arribaban procedentes de Durango o Torreón y el tren llegaba retrasado casi de noche, los viajes nocturnos por aquellos caminos eran inseguros; era preferible esperar el nuevo día.

Mi tío Antonio Torres Rivas se reencontró con Dolores del Río en Los Mochis. La entrevista fue al inicio de la década de los sesenta del siglo anterior, ella andaba de gira artística en con una obra teatral y él fue a saludarla, una avalancha de gratos recuerdos fue el vértice de la conversación. La actriz ya era un mito del cine. Habían transcurrido casi cuatro décadas de su residencia en la hacienda Las Cruces en Nazas.

Amelia Franco Martínez de Jiménez, fue otra de las personas que conocieron a Dolores del Río en Nazas, ejerció el oficio de partera durante décadas y falleció a los 99 años de edad; gozó del aprecio de quienes la conocieron. En los años noventa estuve en su casa de Paso Nacional, me invitó a comer y me dijo que la actriz duranguense una vez fue a consultarla porque quería ser madre, Amelia le sugirió que fuera a ver a un médico a Torreón o a Durango.

Por esos años Dolores del Río se embarazó y tuvo un aborto, años después se supo que los médicos le habían aconsejado que no se volviera a embarazar porque correría peligro su vida, su organismo no tenía la capacidad natural para engendrar hijos. Jamás intentaría ser madre.

Para febrero de 1924, Jaime y Dolores ya se encontraban de regreso en la ciudad de México donde fijaron su domicilio, después de haber vivido la mayor parte del año 1923 en Las Cruces. Los sueños de Jaime Martínez del Río y Vinent de ser un caballero adinerado con el algodón se esfumaron. No tenía vocación para las rudas faenas del campo, era un oficio que demandaba esfuerzos y sacrificios, lo educaron en olor a riquezas; fue un "fresa".

"No había nacido para el trabajo de los ranchos. Ese ambiente no era para él y se encontraba como un pez fuera del agua. Continuamente añoraba Europa y sus amigos. Así que en un abrir y cerrar los ojos, recién casados, nos quedamos sin nada; después de abandonar Las Cruces estábamos en la calle", explicó en una entrevista Dolores del Río.

El escritor Paco Ignacio Taibo I, así describió la personalidad de Jaime Martínez del Río y Vinent: "Era correcto, sin fuego. Era un guardián maduro de una muchacha de 18 años que fingía ser guardada y protegida. De las manos se le escapaba su niña-mujer y él no entendía como se había llegado a esta situación". (Siempre Dolores. Autor: Paco Ignacio Taibo I. Segunda reimpresión. Editorial Planeta. México. 1984).

Ya radicada en México, Dolores recibió una invitación del cineasta Edwin Carewe para filmar una película en Hollywood, lo conoció en un elegante evento social. Ella obtuvo el permiso de Jaime y su madre para aceptar la oferta. Su esposo proyectó que allá trabajaría redactando guiones cinematográficos y no lo logró.

Antonia López Negrete, fue un factor determinante para que su hija se lanzara a la vida artística, siempre la apoyó a pesar de las críticas que recibió de la sociedad mojigata en que vivieron. En Hollywood ocurrió la ruptura matrimonial entre Jaime y Dolores.

DOLORES DEL RÍO PRESENCIÓ EL ECLIPSE SOLAR DE YERBANÍS EN 1923

El 10 de septiembre de 1923, tuvo verificativo un eclipse total de sol y el sitio donde mejor se apreciaría fue el Cerro de Minillas, muy cercano al poblado de Yerbanís en el municipio de Peñón Blanco. Científicos de diferentes nacionalidades viajaron a este lugar. Instalaron aparatos astronómicos con la mejor tecnología de la época, buscaban lograr su mejor observación para su correspondiente estudio.

El fenómeno natural despertó un gran interés en los habitantes de aquella región, así como entre los residentes en los municipios vecinos de Durango, Zacatecas y Coahuila. En Torreón, su población fue informada que el evento astronómico iniciaría a las 13.11 horas y finalizaría a las 15:49 horas de ese día

El cronista de Cuencamé, Anacleto Hernández Hernández, me contó: "Al momento de ocurrir el eclipse las gallinas se subieron a los mezquites, los gallos cantaron y los asnos rebuznaron, como lo hacen a las horas del crepúsculo y al amanecer. La gente estaba estupefacta. Se escucharon fuertes rumores de que ocurrirían desgracias a las mujeres embarazadas y vendrían catástrofes naturales".

Jaime y Dolores decidieron viajar a su hacienda de Covadonga, cercana a Peñón Blanco, deseaban contemplar el eclipse solar en toda su plenitud. Partieron de Las Cruces, llevaron suficientes víveres y fueron acompañados de varios de sus sirvientes, buscarían la mejor ubicación para admirar este espectáculo de la naturaleza al que la gente del campo llamó "la oscuridad". La prensa nacional y extranjera, narraron el suceso.

[email protected]

Dolores del Río, con su consentido perrito 'Dodó', en la hacienda Las Cruces en Nazas.
Dolores del Río, con su consentido perrito 'Dodó', en la hacienda Las Cruces en Nazas.

Leer más de Nosotros

Escrito en: Siglos de Historia

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana



Jaime y Dolores, en Venecia, durante su luna de miel que duró año y medio por Europa. De regreso en México, decidieron residir en la hacienda Las Cruces en Nazas.

Clasificados

ID: 1302712

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx