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Dolores del Río en Nazas

SIGLOS DE HISTORIA

Programa que se repartió entre los asistentes a la función de gala teatral El Abanico de Lady Windermere, estelarizada por la famosa actriz duranguense Dolores del Río los días 5 y 7 de diciembre de 1958, en el Teatro Isauro Martínez de Torreón (Colección de Domingo Deras Torres).

Programa que se repartió entre los asistentes a la función de gala teatral El Abanico de Lady Windermere, estelarizada por la famosa actriz duranguense Dolores del Río los días 5 y 7 de diciembre de 1958, en el Teatro Isauro Martínez de Torreón (Colección de Domingo Deras Torres).

Domingo Deras Torres

(Cuarta y última parte)

Dolores del Río vivió, triunfó y filmó películas del cine mudo y sonoro en el Hollywood de los años veinte de Greta Garbo, Mary Pickford, Marlene Dietrich, Joan Crawford, Charles Chaplin, Rodolfo Valentino, Pola Negri y su paisano duranguense Ramón Novarro Samaniego, quien estelarizó la primera película de Ben Hur. A su regreso en México, probaría los almíbares del éxito al estelarizar cintas al lado de Pedro Armendáriz, Flor Silvestre, María Félix y El Indio Fernández durante la época de oro del cine nacional. Sostuvo gran amistad con Frida Khalo y con literatos como Rodolfo Usigli, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo y Carlos Pellicer, quien le dedicó un poema. Fue retratada al óleo por el pincel de Diego Rivera.

SU AHIJADA HERMINIA A SUS 105 AÑOS LA RECUERDA CON CARIÑO

En el caserío de Acatita cercano a la hacienda Dolores, perteneciente al pintoresco municipio de Nazas, en el mes de noviembre de 1911 nació Herminia Licerio Garay, hija de Herminia Garay Hurtado y Felícitos Licerio Pérez de oficio sastre. Tiempo después, la familia Licerio Garay cambió su domicilio a la hacienda Las Cruces (hoy ejido Emilio Carranza).

De su envidiable y fresca memoria a sus 105 años de vida, Herminia me concede una entrevista en su casa de Gómez Palacio, Durango, donde orgullosa y sonriente afirmó: "Soy ahijada de primera comunión de Dolores del Río".

Y agregó evocando el pasado de su existencia: "He vivido muchísimos años, la mayoría de los miembros de mi generación ya fallecieron, al igual que casi todos aquéllos que conocí cuando viví con mis padres y hermanos en la hacienda Las Cruces en Nazas.

Herminia narró que cuando vivió en la hacienda Las Cruces, conoció a sus propietarios Jaime Martínez del Río y Vinent y Dolores Asúnsolo López Negrete, era una niña casi adolescente. Agregó que el matrimonio conquistó el afecto de los vecinos por su sencillez

Licerio Garay refirió que en la casa grande de Cruces algunas de sus habitaciones los pisos eran de machimbre, los techos tenían un cielo que cubría las vigas de madera, y que en su patrio principal existió una fuente de cantera. Comenta que los pobladores del lugar así como los habitantes de las rancherías cercanas, asistían a la misa que se oficiaba en el oratorio de la hacienda todos los lunes, el sacerdote oficiante procedía de Nazas.

Nostálgica, expresó: "Recuerdo muy bien que Dolores del Río organizó un grupo de niñas, hijas de algunos habitantes de Las Cruces y rancherías vecinas, para que recibiéramos la primera comunión. Ella misma nos enseñó a rezar en el oratorio de la casa grande de la hacienda, con mucho entusiasmo daba las lecciones de catecismo por las tardes, era muy paciente y cariñosa con nosotras. El día que recibimos la hostia, ella fue nuestra madrina y estaba muy contenta, nos regaló a cada una de sus ahijadas cajas de dulces secos con figuras de animalitos; no olvido este detalle",

Y continuó: "Mi madrina Dolores del Río y su esposo don Jaime, siempre vivieron en Las Cruces rodeados de mucha servidumbre, en uno de los cuartos de la hacienda existió una planta de luz que daba iluminación nocturna a toda la finca; la casa grande tenía ciertas comodidades, propias de los terratenientes de la época. Después del Reparto Agrario, la casona fue blanco de muchas excavaciones por parte de los buscadores de tesoros, dañaron la construcción".

Herminia, con asombrosa memoria platica: "Los encargados de cuidar los caballos de los Martínez del Río eran mi tío Ascención Licerio Pérez y Diego Córdoba. Diego era el caballerango mayor de la hacienda Las Cruces, enseñó a montar a caballo a mi madrina Dolores del Río, quien muy pronto aprendió y la divisábamos muy alegre cabalgando. Tenían como chofer de su vehículo automotriz a Antonio Casas".

Mencionó que Jaime Martínez del Río y Vinent llevó amistad con Luis de la Mora, quien al regreso de Jaime y Dolores a la ciudad de México, se quedaría al frente de la administración de la hacienda Las Cruces. Y memorizó: "Don Luis era muy educado y siempre vistió elegantes trajes para montar".

Citó emocionada la siguiente historia: "Mi tía Angelita Licerio Pérez vivía en una de las cases contiguas a la casa grande de Cruces, hizo estrecha amistad con mi madrina Dolores del Río, quien hace muchísimos años estelarizó en el Teatro Martínez de Torreón la obra teatral El Abanico de Lady Windermer; ya era una famosa estrella de cine. Mi tía asistió al evento artístico porque tenía la intención de saludar a mi madrina".

"Al terminar la función, la hermana de mi papá fue al camerino y se anunció ante un asistente de la actriz a quien le manifestó su interés de saludarla, le proporcionó su nombre y el mensajero regresó diciéndole que la recibiría. Cuando se encontraron mi madrina Dolores del Río y mi tía Angelita, se fundieron en un fuerte y emotivo abrazo, le preguntó por algunos de los vecinos de Cruces con quienes había convivido; sostuvieron una plática muy alegre, fue una cascada de recuerdos".

Y por último recordó el viaje que realizaron su madrina Dolores y su marido Jaime a Peñón Blanco, a su hacienda Covadonga, para presenciar el eclipse solar de Yerbanís de 1923. "Se fueron con varios amigos y empleados de Cruces, llevaban mucho mandado, tenían una gran ilusión de admirar ´la oscuridad´ (el eclipse). Cuando regresaron dijeron que habían fijado una bandera mexicana en el sitio donde lo contemplaron"-

DOLORES DEL RÍO EN TORREÓN

Durante los días 5 y 7 de diciembre de 1958, el Teatro Martínez se engalanó con la presencia de Dolores del Río quien llevó el papel estelar en la obra de teatro El Abanico de Lady Windermere del escritor irlandés Oscar Wilde, fue acompañada de un elenco de artistas de reconocida trayectoria y la escenografía brilló por su suntuosa elegancia.

En meses anteriores, esta representación teatral había cosechado un vibrátil éxito en el Teatro Manolo Fábregas de la ciudad de México, triunfo que motivó una gira artística por el interior del país. La crítica capitalina hizo elogiosos comentarios de la estrella duranguense y su elenco artístico que estuvo integrado por Ramón Gay, Raúl Ramírez, Miguel Ángel Ferriz, Maruja Griffel y Meche Pascual; mismo reparto que se presentó en el Teatro Martínez de Torreón.

Dolores del Río hablaría de su cambio histriónico del cine al teatro, así lo describió: "En el cine, llega un momento que tú ya no puedes crecer como actriz. El teatro, para mí, es como la hora de la verdad porque te enfrentas a ti misma. Nada de corte y a repetir la escena si no salió bien. En teatro el verdadero diálogo es con el público". (Dolores del Río. Autor: Aurelio de los Reyes y García Rojas. Edición de Grupo Condumex. México. 1996).

Previa a su actuación en Torreón a principios de diciembre de 1958, Dolores del Río se había presentado ante el público de su natal Durango, fue homenajeada por el ayuntamiento presidido por Rafael Hernández Piedra que en sesión extraordinaria y solemne de cabildo le otorgó una medalla conmemorativa. A la ceremonia, acudieron a saludarla personas que la conocieron al lado sus padres cuando vivió en esta ciudad a principios del siglo XX.

El programa que se repartió en el Teatro Martínez, entre el público asistente a la función de gala estelarizada por la diva duranguense el viernes 5 de diciembre de 1958, fue patrocinado por la desaparecida tienda de ropa El Puerto de Liverpool. La prensa regional destacó el impresionante montaje de la obra: "Los productores teatrales Luis G. Basurto y Luis Riley, se complacen ofrecer esta obra montada con todo el lujo, el elegantísimo vestuario y suntuosas decoraciones con que fue presentada en México".

El Siglo de Torreón celebró la actuación de Dolores del Río en el Teatro Martínez, en su edición del sábado 6 de diciembre de 1958, detalló: "Cariñosas y nutridas ovaciones cerraron con broche de oro el debut de la eximia actriz durangueña Dolores del Río, en su presentación ayer en la noche en el Teatro Martínez con El Abanico de Lady Windermere, adaptación de Salvador Novo a la obra de Oscar Wilde".

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Nota de la edición de El Siglo de Torreón. Sábado 6 de diciembre de 1958.
Nota de la edición de El Siglo de Torreón. Sábado 6 de diciembre de 1958.

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