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Torreón, los primeros años; rectificaciones históricas de su fundación

SIGLOS DE HISTORIA

Represa del Coyote, ubicada en el cañón de Calabazas, lugar donde el Nazas entra al estado de Coahuila.

Represa del Coyote, ubicada en el cañón de Calabazas, lugar donde el Nazas entra al estado de Coahuila.

MAESTRA SILVIA CASTRO ZAVALA

PRIMERA PARTE

Arellano escribió el texto cuarenta años después de los hechos que narra. A pesar de la lejanía cronológica o temporal el único error que se puede detectar es dar al hotel Salvador, el nombre de San Salvador.

El texto nos permite vislumbrar el precario nacimiento de nuestra ciudad. Al anunciarse que el tendido de las vías del Internacional Mexicano se conectaría con el Central en las inmediaciones del rancho del Torreón, la compañía propietaria del predio decidió lotificar los terrenos contiguos a las estaciones.

Los primeros aventureros encontraron un sin número de problemas para instalarse en un lugar que carecía de todo. No había comercios establecidos, no había casas de renta. Las únicas construcciones permanentes que había eran la casa grande del rancho y algunos jacales de los jornaleros del mismo. Había que ir a Lerdo a comprar lo necesario para levantar una carpa mientras se lograba hacerse de materiales para levantar una construcción más fuerte. Además, si no se tenía el capital para comprar un terreno había que conseguir el permiso de algún propietario que permitiera establecerse temporalmente en su predio.

El leer un documento como este, nos invita a profundizar en los datos que nos da. El hecho de que el considere que el 5 de mayo de 1888 como la fecha de la fundación de Torreón se podría explicar por el hecho de que el acto de fundación de una población era un acto en el que las autoridades civiles, militares y eclesiásticas levantaban un acta de fundación en unión de los vecinos que atestiguaban el hecho. El acto oficial con el que se recordó la defensa de Puebla en mayo de 1888 debe haber sido el primero en estas tierras y por lo tanto podría ser tomado como un acto de fundación ante las autoridades civiles. Tradicionalmente, la sociedad torreonense ha festejado la elevación de Torreón al rango de ciudad que tuvo lugar en 1907. Con menor frecuencia hemos recordado el año de 1893, momento en que Torreón fue elevado al rango de villa conformándose así como municipio, independiente del de Matamoros del cual había dependido hasta ese momento. El rápido crecimiento de Torreón se vió acelerado por el traslado de algunas oficinas de Matamoros a Torreón y de algunos comercios de Lerdo a esta población.

La inventiva de aquellos primeros pobladores, necesaria para enfrentar la vida en un lugar prácticamente despoblado, llevó al autor del texto a usar primero los mezquites o las ruedas de carreta y luego un furgón de ferrocarril como improvisadas cárceles. Las críticas no se hicieron esperar por parte de un "periodiquillo" de Lerdo. Aurelio Palomino, propietario del semanario La Luciérnaga, parece haber sido el crítico de aquella inusual situación. Algunos columnistas de este diario afirman que la prensa usada para imprimir este semanario fue la primera que llegó a La Laguna.

Arellano se relacionó con los personajes importantes de aquella época. Una búsqueda en la hemeroteca permite saber un poco más sobre ellos, aunque dejaremos a un lado a los personajes ya muy conocidos como Carlos González. De algunos no hay mayor información, presumiblemente por haber abandonado Torreón. Entre quienes continuaron viviendo aquí están: Francisco Medina Baez, superintendente del Express de los Ferrocarriles Nacionales en esta ciudad que vino a Torreón en 1892 como agente interino del Express Wells Fargo Co. Volvió en 1895 y fue agente del mismo por 18 años, hasta que en 1913 fue nombrado superintendente de la División del mismo por el Director General de los Ferrocarriles Constitucionalistas, nombramiento ratificado al término de la revolución. Francisco Arzave fue el primer administrador de la oficina de Correos en nuestra ciudad. A fines de la década de los 20's fue presidente municipal de Lerdo, Dgo. Juan Arellano era el propietario de un montepío ubicado por la J. A. de la Fuente, cerca de los Baños de las Delicias. Y a quien ya se conoce pero del cual podemos agregar un poco más: Francisco A. Villanueva, fue el contador general y apoderado de la fábrica La Constancia. Ocupó diversos puestos oficiales: presidente municipal de nuestra ciudad de 1895 a 1898; desde este año hasta 1904 fue Juez del Registro Civil y de ese año hasta 1911, Recaudador de Rentas.

Al finalizar la lectura del texto nos preguntamos si el alegato del autor de haber sido la primera autoridad de la naciente congregación del Torreón fue realmente la razón del mismo.

Ya que en el cuarto párrafo aparece el infundio que Arellano pretende aclarar. Sin embargo, el texto lo menciona como la primera autoridad de Torreón. Al final de la lectura se descubre que el motivo no confesado pudiera ser dejar memoria de quien en su ausencia se hizo pasar por tal.

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