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EL ARTE DE PENSAR

ALEJANDRO TOVAR

El futbol moderno está diseñado como negocio, los hombres que lo mueven tal vez jamás jugaron pero están domesticados y alineados en las finanzas, como si de la cancha fueran directos a Wall Street. Ellos le exigen resultados a los atletas y sus jefes, no importando si el terreno de juego los incomode o lastime, no importa si pasan horas y horas demorados en aeropuertos. Esos hombres de traje y corbata se mueven al conjuro de "somos lo que hacemos, no lo que pensamos o sentimos". Se manejan con otros patrones, que solo dan órdenes, que viven con los números dibujados en los ojos, piensan en el cielo gris del limbo, donde se afinan los sueños del poder. Respiran los olores del dinero. Son los sponsors, los dueños del circo. Nadie los mira a los ojos.

Los patrocinadores, dueños de las famosas marcas, han hecho rico el entorno futbolero y por ende, a los jugadores, seres privilegiados que han recibido un don especial, no siempre explotado adecuadamente por factores donde inciden la preparación académica y por razón natural, su desarrollo en un entorno cambiante, caprichoso, que a veces encumbra y otras más, los hunde.

Como prueba, un dato. La afición podrá tener mil dudas respecto de la gente de Martino que abusó de los cubanitos pero luego batalló con Canadá y Martinica, que le hicieron cuatro goles. Los morenos tuvieron que hacer colectas por internet para reunir fondos y acceder a la competencia, mientras los mexicanos viajan y viven con lujo. ¿Importa eso?. Interesa solamente el resultado y a contar el dinero. En tres partidos se recaudaron casi once millones de dólares.

Entendamos que los jugadores son materia prima, fichas del tablero, porque en los tiempos que vivimos y dicho esto para todo el panorama de vida, la legalidad ha quedado en suspenso, igual que las viejas reglas morales. Es cierto que el futbol pasa solamente por los jugadores pero ellos son artistas cuya obra está en venta. Igual que en el cine iban juntos Tin-Tan y Tongolele.

En esa vida paralela a la realidad que siempre está presente aunque no todos lo acepten pero bien que la disfrutan, se presentan otros actores del concierto que son los medios, cuya tarea está medida con lupa y es causa de sinsabores para muchos con el famoso "rating" y los números dejan atrás a Televisa (9.1) contra el 10.3 de Azteca, cifras que atraen otro invitado: la especulación, ese fantasma propio de la tecnología moderna, porque hoy se especula y opina, más que se informa.

Las televisoras no pueden, aunque quisieran, ser vendedores de milagros, como antaño, cuando el auditorio era capturado por unas cuantas frases cautivantes. Nada de eso, la globalización del futbol y de la industria misma ha provocado una revolución que electriza el ambiente y se precisa un mayor criterio para imponerse, De hecho, los medios se saben con la obligación de mejorar su oferta cada nuevo día. Hoy todos sabemos que la cultura se ofrece, siempre generosa, como solución y quienes tratan de engañar, no pueden ya, están faltos de argumentos, por ello se rinden ante el conocimiento.

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