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De Política y Cosas Peores

ARMANDO CAMORRA

Ocho segundos. Eso duró el primer acto de amor en la noche de bodas de Candorio, joven sin experiencia de la vida, con Frinesia, muchacha sabidora. Acabado el efímero trance el galán le preguntó a su mujercita: "Dime, Frin: ¿soy yo el primer hombre con quien haces esto?". Ella se sorprendió: "¿Qué ya lo hiciste?". Hubo un tremendo incendio en el zoológico. Las oficinas y bodegas quedaron reducidas a cenizas, lo mismo que una bufanda del veterinario. Hubo sospechas en el sentido de que el siniestro había sido intencional. Opinó Babalucas: "Seguramente fueron las llamas". (Nota de la redacción: Un chiste más como éste y los cuatro lectores que tiene el autor quedarán reducidos a lo más a dos). Llorosa, tribulada, Dulciflor les informó a sus padres que se hallaba en estado de buena esperanza, o sea grávida, preñada, encinta, embarazada. "¡Cómo!" -exclamó afligida la mamá. "Ya sabemos cómo -se impacientó el progenitor-. Lo que necesitamos saber es quién la puso en esta situación, y si va a cumplir como hombre". "Cumplió tres veces, papi" -precisó la compungida joven. "Escucha eso" -le dijo por lo bajo la señora a su marido. Don Acisclo -así se llama el papá de la muchacha- fingió no haber oído a su mujer y siguió interrogando a Dulciflor. "¿Por qué hiciste eso?". Relató ella: "Fue la noche en que ustedes salieron a cenar. Mi novio llegó por mí para ir al cine, pero en vez de eso me dijo que quería conocer mi cuarto. Cuando estuvimos ahí empezó a besarme. Me puso la mano en una.". "Obviemos los detalles -la interrumpió el papá-. ¿Qué pasó luego?". "Me desvistió, y yo lo desvestí a él. Nos fuimos a la cama e hicimos tres veces el amor, las tres en diferentes posturas y en distintas formas". "Basta -la interrumpió de nueva cuenta el genitor-. Pero dime: ¿por qué no fueron al cine?". "¡Oh no! -se sobresaltó Dulcibella-. ¡La película era para adultos!". López Obrador arrojó por la borda una valiosa oportunidad para mostrar que su régimen es verdaderamente honesto y distinto de los que le precedieron. La exoneración de Manuel Bartlett es un acto de grave deshonestidad política y una prueba indudable de que en el gobierno de AMLO hay gracia para quienes son sus amigos y justicia a secas, o injusticia, para quienes no lo son. Las razones que esgrimió la secretaria de la Función Pública para favorecer al desprestigiado personaje son tan endebles y tan irrazonables que tienen marcados visos de consigna. Así, las palabras de López Obrador sobre su lucha contra la corrupción y acerca de la "honestidad valiente" quedan en mera palabrería demagógica y vienen a ser una evidencia más de su desprecio por la ley y por la opinión de la ciudadanía consciente. Cuando la ley no es pareja para todos es que en verdad no hay ley. Dos amigos fueron a la cafetería. Uno de ellos le pidió a la mesera: "Un café americano, por favor". "A mí lo mismo -dijo el otro-. Pero tráigamelo en una taza bien limpia". A poco regresó la camarera con los dos cafés. Preguntó. "¿Para quién es la taza limpia?". Doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, tomó algunas clases de francés, pues iba a ir a París con sus amigas. Estuvieron ahí varias semanas. Ya de regreso, el esposo de doña Panoplia, don Sinople, le preguntó a su mujer: "¿Cómo te fue en la Ciudad Lux?". "Ahí no estuvimos -contestó doña Panoplia-. Nada más fuimos a París". No hizo caso de eso don Sinople y volvió a preguntarle a la señora: "¿No tuviste problemas con tu francés?". "Ninguno -respondió doña Panoplia-. Pero los de mis amigas les robaron a todas sus joyas y su dinero". FIN.

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