Telcel tiene un grupo de especialistas en especulación que toman cualquier noticia para tratar de impactar en sus aparatos con expresiones que llamen la atención, aunque esto no corresponda a la realidad. Roban notas y las utilizan a su interés, sin dar crédito ninguno a quien origina el hecho, al reportero o comentarista de quien están robando la información.
Algo se que ha hecho común en el medio, porque no sólo Telcel lo hace, sino muchos otros disfrazados de periodistas. Este huachicoleo informativo se da en redes, sobre todo, con gente que vive frente a la PC y jamás supo lo que es reportear un día por sí mismos. Ladrones cibernéticos, especuladores que no otorgan mérito al creativo de quien se sirven. Ricardo García, excelente reportero bilingüe de FOX México, alcanzó en pleno delirio al coach Andy Reid de Chiefs, que alcanzó a decir que aman a México, pues a partir del triunfo en el Azteca sobre Chargers, se inició su racha hasta el Super Bowl y el hecho fue tomado por Telcel, sin mencionar al dinámico periodista. Eso es robo y fraude.
Será porque el domingo nos dejó con malos sabores. Eliminados los clásicos, daba igual quién ganara, aunque uno termina pensando que el triunfo correspondió a Shakira y Jennifer, latinas que movieron a millones por tv y todo mundo en Hard Rock Stadium con un terrible e impactante método de cadera y abdomen, con siluetas al delirio, sin dejar su vestido nada para la imaginación.
Los poetas como Neruda dicen que hay gente que dice cosas con la mirada pero hoy los medios nos dicen que hay quienes dicen todo con las caderas como licuadora, aunque desentonando con Adam Levine (Maroon 5) con el torso desnudo y más tatuajes que un presidiario. Lo deslumbrante, por realismo y naturalidad fueron las damas, en presagio de lo que venía del brazo de Mahomes.
Tyreek Hill había intentado varias veces y los mastines blancos le habían puesto muralla de piedra. Rey de la persistencia, aguardó el momento y cuando pudo, cambió todo el partido del SB con una corrida magistral en zig.zag a velocidad de F1, mientras Patrick aguantaba hasta lo último. Levantó la vista y metió un pase de 44 yardas como una saeta al corazón de San Francisco. Acosados desde el vestuario, aguardaron el momento justo y cuando llegó cazaron al Cíclope.
