La comida, moderada.
Tomar muy pocos remedios.
Buscar por todos los medios
una vida sosegada.
Poco vino. De humo, nada.
Ejercicio y diversión
por honesta distracción.
Con gente buena buen trato.
En la cama poco rato
y continua ocupación.
En esa décima se contiene, según decía mi abuelo materno, papá Chema, la receta para llegar a los 100 años de edad. Él vivió 97, de modo que la fórmula contenida en esos versos parece útil y acertada.
Yo pienso que debemos escoger entre vida extensa y vida intensa.
La vida extensa es vida prolongada.
La vida intensa es vida bien gozada.
A diferencia de mi abuelo yo escogí la vida intensa.
Y no me ha ido tan mal.
¡Hasta mañana!...