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Conspiración COVID-19: China vs EUA y EUA vs China

MAURICIO MESCHOULAM

Entre otros fenómenos asociados a la pandemia que estamos viviendo, está la propagación de miedo, el contagio de estrés, y la información (real y falsa) compartida en intensidades, velocidades y amplitudes que no habíamos conocido en la historia. Vinculado con ello, ha surgido toda clase de teorías de conspiración que para mucha gente resultan plausibles. En el caso concreto de China y EUA, se puede apreciar que desde ambos países han emergido este tipo de teorías, muchas veces incluso sostenidas por actores políticos de relevancia. Desde China, por ejemplo, un funcionario del Ministerio Exterior declaró que el coronavirus es una enfermedad estadounidense que podría haber sido introducida por miembros del ejército de los Estados Unidos que visitaron Wuhan en octubre. De la otra parte, en EUA, el senador Tom Cotton recuperó una teoría que decía que el virus había sido manufacturado por el gobierno chino como arma biológica para usarse contra EUA. Y esos son solo dos ejemplos.

No obstante, es indispensable considerar que, además de ser los mayores rivales geopolíticos, ambas superpotencias, China y EUA tienen lazos de interdependencia compleja de niveles históricos. Recupero estas líneas de un ensayo que escribí con Irene Levy al respecto:

El apareamiento económico entre China y EUA se gestó inicialmente en el plano del intercambio comercial. Pero el asunto se complejiza más si consideramos la construcción y afianzamiento de importantísimas cadenas de abasto, muchas de las cuales no solo involucran a EUA y a China, pero que en el caso de esas dos superpotencias contribuyen considerablemente a la asociación económica que mencionamos. Sectores como el de la electrónica, maquinaria avanzada y partes industriales dependen del libre tránsito de componentes y materiales diversos. Por si fuera poco, a lo largo de todos estos años, China se convirtió en el mayor acreedor de la deuda estadounidense. Para mayo del 2019, la deuda de los EUA a China ascendía a 1.11 billones de dólares, es decir, el 27% de bonos del Tesoro. Sobra decir por qué un deudor desarrolla dependencia de su acreedor, pero al mismo tiempo, no está en el interés de un acreedor que su deudor tenga problemas económicos.

Es indispensable, entonces, comprender lo que esto implica: (a) la asociación económica es una realidad material que genera intereses, y, por tanto, (b) la decisión estratégica de activar instrumentos diversos para librar una guerra que tenga la meta última de debilitar a la contraparte, supone disminuir la interdependencia económica y financiera existentes.

Esto último está muy lejos de ocurrir. Esta es la realidad: Beijing ha tenido que pagar un enorme costo por el coronavirus. Sin mencionar el costo en vidas humanas o el costo social, su PIB se desacelerará brutalmente este año de 6 a 1.5% o menos. Esto implica despidos, cierres de empresas, desempleo, una crisis de legitimidad del Partido Comunista Chino, y otras muchas consecuencias cuyas dimensiones desconocemos. Pero en EUA el panorama no es mejor. Además, también, del costo en vidas humanas, ese país va a entrar en recesión, sin mencionar los costos sociales que supone la drástica y repentina disrupción a la "forma de vida americana".

Es decir, esta no es una crisis de uno o de otro. Es una crisis de un sistema al que ambas superpotencias y al que todos los demás pertenecemos. Pensar que una de esas dos potencias buscó propagar al virus para dañar a una parte del sistema, suponiendo que las otras partes no quedarían dañadas o que el supuesto atacante permanecería inmune, parece poco creíble.

Twitter: @maurimm

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