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Día del Maestro

Maestros en línea: 'Más aprende el que enseña'

La negociación va más allá de tenerse que sentar a aprender

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Es un tiempo en el cual los propios maestros se han tenido que poner a aprender. Han cambiado los métodos, pero sobre todo la relación con los alumnos: ya no hay contacto. Además, la enseñanza en el caso de las artes y la literatura tiene otras implicaciones: ¿cómo probar que alguien canta bien cuando a menudo el audio de las computadoras lo que menos tiene es alta fidelidad?, ¿cómo asegurar que un color es el idóneo?, ¿cómo advertir si el movimiento del cuerpo del bailarín es el que el profesor pedía?

Maestros de muy distintas áreas, que enseñan de manera formal y no, que dan clases a grupos o individuales, que practican con adultos, jóvenes y niños, reflexionan sobre sus experiencias. La negociación va más allá de tenerse que sentar a aprender a manejar un programa o aplicación y lidiar con la calidad de la conexión, ha sido también comprender que la situación de confinamiento a raíz de la pandemia por COVID-19 lleva a una reflexión que el ejercicio artístico y las ideas y conceptos que soportan las artes hacen factible como pocas expresiones.

MAESTRA E HIJOS EN CLASE

Una computadora para enseñar y para que sus niños tomen clases: así trabaja hoy la artista y maestra Mónica Herrera, quien daba un curso en la UVA (Unidad de Vinculación Cultural de Tlatelolco) cuando inició la pandemia; ahora da tres.

Egresada de La Esmeralda y con maestría de la Escuela del Instituto de Arte de Chicago, la agenda de Mónica es de tiempos precisos para preparar los videos que presenta o envía a los alumnos, preparar las comidas y actividades para sus hijos, trabajar o corregir cuando los niños duermen y dar las clases de acuarela, arte para adultos y una para niños. Algunas plataformas que usa son Zoom o Google Hangout; a la vez, sus hijos toman clases en línea de guitarra y de karate.

Mónica Herrera considera que el arte brinda algo que otros saberes no: "En las clases de arte no sólo aprendes una técnica, aprendes de los otros. Esta situación les da un espacio en su cotidianidad y crea otro tipo de disciplina; les digo que tomen esto como un momento de meditación, que en las obras saquen lo que sienten".

La bailarina y coreógrafa Abigail Jara, quien enseña danza, cuenta que con las clases a distancia su interés ha sido "seguir construyendo esa relación de los cuerpos aún con la distancia".

Enseña en el Centro de Investigación Coreográfica del INBAL a alumnos con edades entre 19 y 30 años; son clases de Diseño de Vestuario y Técnicas corporales.

Encuentra que ha resultado complejo y limitado para algunos. "Hay gente que no se puede conectar, tengo que utilizar otras estrategias, tareas, trabajos de investigación".

Lo que pasa en la danza es que requiere una constante observación del cuerpo. "Yo he puesto en práctica una clase donde cada persona, en su espacio, con sus posibilidades y entorno, trabaje; no es como una clase técnica en un salón tradicional", cuenta Abigail Jara.

El videoartista Enrique Méndez de Hoyos ha sido docente desde hace casi 25 años; desde su estudio en estos días impartió, en la escuela Página en Blando, un taller teórico y práctico: "Es un reto, por completo; en mis clases físicamente me muevo mucho dentro del salón, al tiempo que hago preguntas al vuelo, estoy tomando el pulso todo el tiempo. Ahora tengo que pensar en cómo trasladarlo con esta intermediación tecnológica".

El cantante Hugo Colín, integrante del Coro de Ópera de Bellas Artes -como todos los grupos artísticos, actualmente, sin actividades- da clases particulares a personas iniciadas y avanzadas en el canto.

"Nunca será como presencialmente; pero de no tener contacto con la gente a nada, mil veces esto. A nosotros lo que nos afecta mucho es lidiar con la parte de un sonido claro, real; los maestros, en el caso de la voz o de un violín, por ejemplo, ponemos mucha atención en la calidad y por Internet no es demasiado fidedigno. Tenemos que trabajar a partir de ahí y no espantarnos", reflexiona Colín.

AJUSTES EN EL PROCESO

El encierro que ya suma 54 días ha supuesto cambios de agenda.

Cuando iniciaba la impartición del diplomado "Arte, cine y fotografía documental", en la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas de la UNAM, el fotógrafo Ernesto Ramírez tuvo que hacer ajustes con la otra tutora, Elsa Medina, y los otros 10 maestros, para llevar la experiencia de enseñar y aprender en línea: "Ha sido un gran aprendizaje para todos. Hubo que planear las clases de otra forma, porque el diplomado era presencial. Los maestros han tenido que dar sus clases en línea a pesar de que es un diplomado muy intenso, de cinco horas. Al principio pensábamos que había que modificarlo, por la naturaleza de estar ahí frente al aparato tantas horas, porque es diferente cuando estás ahí a cuando estás frente a las persona, y esta experiencia de compartir con la gente la gestualidad, lo que somos, hace diferente la enseñanza. Pero nos dimos cuenta de que sí se alcanzaban las cinco horas; ha sido un aprendizaje muy grato; los alumnos han estado casi todo el tiempo, además interactúan en chat o con voz".

Mariana Montero, maestra egresada de Danza Folklórica de la Escuela Nacional de Danza Folklórica y docente en dos escuelas del INBAL reconoce que es difícil coordinar clases a distancia pues la danza crea vínculos presenciales y se necesita cercanía para corregir; en la distancia, apunta, no es posible saber si los alumnos continúan con su preparación física, pero la tecnología ayuda a orientar y apoyar.

El artista Isaac Olvera es maestro en la Universidad de Monterrey, en el Departamento de Artes. Imparte a un grupo de estudiantes que en su mayoría son mujeres; dos clases de producción, hoy, el tema es el impacto de la arquitectura de la Escuela en su formación. "Mucho de lo que platicamos es cuál es la nueva experiencia estética, analizando qué significa estudiar arte en este momento y cómo les afecta".

54

DÍAS

que ya suman de encierro han supuesto un cambio en la agenda para las personas.

Nueva metodología

Es un tiempo en el cual los propios maestros se han tenido que poner a aprender:

*Han cambiado los métodos, pero sobre todo la relación con los alumnos; ya no hay contacto.

*Maestros de muy distintas áreas, que enseñan de manera formal y no, que dan clases a grupos o individuales, que practican con adultos, jóvenes y niños, reflexionan sobre sus experiencias.

*La negociación va más allá de tenerse que sentar a aprender a manejar un programa o aplicación y lidiar con la calidad de la conexión.

*El encierro, que ya suma 54 días, ha supuesto cambios de agenda.

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