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Una oposición a la medida

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LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

La polarización que divide a los mexicanos en estos días, hace necesario gestionar una alternativa de oposición al Gobierno que para el bien común de la sociedad, permita a los actores políticos interactuar en convivencia civilizada, y de cara al futuro de nuestro país, presentar a la consideración de los ciudadanos, una opción de cambio en las próximas elecciones presidenciales.

Lo anterior sea dicho sin perjuicio de lo que haga cada protagonista, en relación a los temas específicos del día a día, en las agendas políticas de cada entidad federativa, en las elecciones federales intermedias del año próximo, e incluso en relación con la posible aplicación de la figura de revocación del mandato a nivel Presidente de la República. El panorama actual confirma el desprestigio de los partidos políticos tradicionales, y el corto plazo hace prever un agudo desgaste del Partido Morena, que llevó a López Obrador al cargo que ostenta.

La caída de la calificación del Presidente en la preferencia de los ciudadanos, no redunda en automático en una ganancia para otras figuras u organizaciones políticas. Los contrapesos al poder que ejerce López Obrador, están diseminados en los diversos sectores de la sociedad, en el ámbito empresarial, en la prensa, etcétera, pero ninguno de esos factores reales de poder, es por sí solo alternativa de relevo en el ejercicio del mando, de cara al futuro electoral, porque la última palabra la tienen los votantes.

Sorprende sin embargo la revelación hecha por el Presidente en su conferencia mañanera del día de ayer, en la que refiere a un supuesto plan tendiente a desplazarlo del poder tanto a su propia persona, como al Partido Morena. En un régimen democrático no tiene nada de extraño que existan personas y grupos de oposición que deseen y luchen por el remplazo del gobierno en turno por otro distinto, siempre y cuando los opositores observen los tiempos y los procesos electorales, como la vía idónea y el momento para el relevo.

El más modesto observador del quehacer político, entiende que el hecho de que sea el mismo AMLO el que revele la existencia, composición, estilo y estrategia del supuesto plan cuyo comentario nos ocupa, pone de manifiesto que la exposición hecha a los medios en la mañanera, describe a una oposición a la medida de lo que el propio Presidente desea. La revelación presidencial, mete en un mismo saco a los más diversos personajes, organizaciones e intereses del espectro social y político del país, muchos de ellos plenamente legitimados y otros impresentables.

A esa luz, la prematura exigencia de algunos opositores impacientes que en días pasados salieron a la calle a pedir la renuncia de AMLO, se advierte como una estrategia equivocada, que por estar fuera de tiempo y en virtud de su tono de arrebato e histeria colectiva, cayó como anillo al dedo al Presidente que los calificó de golpistas. Por ello es necesario que la propia oposición construya una propuesta alternativa de gobierno y ofrezca una estrategia a seguir, sin hacer el juego a la dinámica de confrontación en la que como trampa ha caído, y se avoque a difundirla no solo en redes sociales, sino de boca en boca, a nivel territorial y al ras del piso.

En principio la propuesta está planteada por algunos Gobernadores que piden la reforma al pacto fiscal, y exigen un reparto equitativo de los recursos entre Estados y Federación, pero debe incluir todos los temas de la agenda nacional: Seguridad, salud, educación, economía, desarrollo humano, etcétera, y ser la semilla de un acuerdo social sellado en las urnas. Los ciudadanos esperan una propuesta que además de asegurar la lucha contra la corrupción y ofrecer un reparto de riqueza más justo, deberá estar en contraste con el régimen en curso, garantizando los derechos de libertad y propiedad privada, así como el respeto a los derechos políticos y la vigencia y permanencia de nuestro sistema democrático.

El plan que de la oposición se espera, deberá ser trazado y propuesto como una exigencia legítima y pacífica frente al actual Gobierno Federal y en la medida en que sea convincente, generará una plataforma a la que podrán adherirse los partidos que sobrevivan y decidan participar en un frente común, en las próximas elecciones presidenciales.

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