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YAMIL DARWICH

La mañanera del martes 9 de junio resultó controversial: el Sr. Presidente de la República Mexicana, Lic. Andrés Manuel López Obrador advirtió sobre un chisme, afirmando haber recibido una carta anónima en que se denuncia un complot -con t- contra la 4T.

La historia comenzó días antes, cuando un conocido morenista acudió a la redacción del periódico Universal, a entregar para su publicación el documento "Bloque Opositor: Rescatemos México" -Bajo Reserva 10/VI/2020- mismo que no fue tomado en cuenta; luego, conocimos la declaración presidencial, dejando las explicaciones a cargo de Jesús Ramírez, Jefe de Comunicación de la Presidencia, que citó personajes de distintos medios, incluyendo algunos reconocidos editorialistas del país, gobernadores de estados federales, empresas y hasta universidades particulares, que ¡están coludidas contra la 4T!

Desde luego que muchos de ellos se deslindaron de tal acusación, incluido el Gobernador de Coahuila, quien forma parte del bloque que se reúne periódicamente para encontrar soluciones ante la crisis económica de sus respectivas entidades federativas, exacerbada por el coronavirus. Grave pecado que recibió la advertencia: "se está con la Cuarta Transformación o se está en contra".

Luego de más de 18 meses de gobierno del Presidente López, ya no surten igual efecto las declaraciones de cada mañana y, según empresas de mercadotecnia también incluidas entre los conspiradores, han mostrado su marcado descenso de popularidad con la que inició, algo contra lo que manifiesta su inconformidad. Él recibe otros datos.

Los enemigos de la 4T, son los conservadores, neoliberales, corruptos, ladrones de cuello blanco y opositores del cambio, a reserva de mejorar los epítetos. "¡Ya no es lo mismo!", es la repetida respuesta.

Sorprendente que la primera autoridad del país, utilice tiempo en red nacional para hacer una denuncia que no se respalda con información comprobable y verídica; aún más, que señale a instituciones y personas sin mostrar evidencias que sostengan las acusaciones. Así, tales decires se transforman en difamaciones que requieren, por respeto a los mexicanos, evidencias a satisfacción.

Pareciera que ante las circunstancias que vive México, en cuestiones financieras y de salud, urgiera utilizar las técnicas definidas por el lingüista Chomsky, útiles para distraer. Dejándome llevar por malos pensamientos, imaginar la preparación del escenario en que se tenga que aplicar otro tipo de recursos -fuerza- buscando asegurar la seguridad nacional. ¿Posible?

Ya en días pasados, AMLO había exigido respeto a la autoridad presidencial con motivo de las declaraciones del Gobernador de Jalisco, que orientaba hacia la capital el origen de las revueltas en Guadalajara, que ocasionaron la muerte de un protestante violentamente detenido. El caso confirma las diferencias existentes entre las posturas administrativas políticas y declaraciones de un candidato o electo; recordemos al "comandante Borolas", Calderón o a la "chachalaca" Fox, ambos presidentes que en su momento fueron ofendidos por el actual. Hay un refrán popular que dice "el que se lleva… se aguanta".

La situación actual de falta de respeto a la autoridad está desbordada; si bien es cierto que los presidentes nacionales siempre han sido objeto de ofensas y apodos, también es evidente que el proceso de desencanto de algunos sectores del país, va llegando a niveles que despiertan preocupación.

El ejemplo más sorprendente es la actitud de gobernadores que han mostrado resistencia en bloque ante la desatención de la federación a los intereses de sus estados; todos se quejan del pobre retorno de participaciones de impuestos, manifestando su exigencia de elaborar, conjuntamente, un nuevo trato sobre las aportaciones hacendarias con un retorno equitativo. También demandan apoyos para la contención del coronavirus. Justo.

Hay un principio fundamental en las reglas del líder; dice: "liderazgo que no se ejerce, es ejercido por otro" y cuando analizamos las condiciones del malestar social, apoyos desiguales en salud, malos resultados al combatir a la delincuencia y, ante todo desconocimiento de la autoridad moral ejerciendo el puesto, otorgan mala evaluación a la administración actual. Nunca se había observado tal pérdida de respeto a la investidura presidencial y ahora es tema diario, que desafortunadamente lo provocan las declaraciones ofensivas y hasta provocativas del propio mandatario.

Es evidente el interés presidencial por llegar a ser escuchado por las mayorías -60% de los mexicanos empobrecidos- y se comprende su postura al conocer las urgencias nacionales.

También es clara la preocupación ante los malos resultados logrados por AMLO, quien, seguramente, conoce su pérdida de fuerza político-electoral ante las elecciones del 2021 y las consecuencias que le generaría a su proyecto de cambio. Indican un estado emocional que puede llevarle a otras malas decisiones.

La existencia de oposición a las ideas no es, por ningún motivo, causa para definirlas como complot y, si acaso existiese, debe ser denunciado con fundamento a evidencias irrefutables y, dado el caso, actuar conforme a lo dispuesto en nuestras leyes. ¿No le parece así?

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