El profesor Felapton enseñaba Lógica.
Cierto día en un bar pidió una copa y la apuró de un trago. Le preguntó el cantinero:
-¿Le doy otra igual?
Preguntó, serio, el maestro:
La lógica racional puede servir para ejercicios de la mente, pero no sirve para ejercicios de la vida, tan complejos y variados que no se dejan regir por ningún tipo de lógica. ¿Hay lógica en el amor? Más aún: ¿hay lógica en el odio?
Si aplicáramos la lógica racional tendríamos que darle la razón al individuo que ante el espanto de la gente entró en uno de los andenes de la estación del tren llevando un feroz león atado a una cadenilla. El guardia le dijo desde prudente distancia:
-No puede usted entrar aquí con ese león.
Respondió el sujeto;
-El letrero dice solamente: "Prohibido entrar con perros".
Guiemos nuestra vida por la lógica de lo razonable.
Mejor todavía: guiémosla por la lógica del bien.
¡Hasta mañana!...