La semana pasada nos enteramos de un nuevo amanecer para el sur-sureste, muy especialmente en la región de Oaxaca, el arranque y puesta en marcha de grandes obras de infraestructura de gran alcance, cargadas de futuro, inspiradas en comunicar a pueblos aislados y olvidados. Es muy loable la coordinación y cooperación del Gobierno de esa entidad federativa y el Gobierno federal. No obstante, de pertenecer a distintos partidos, encontraron un camino de concordia y cooperación en bien de población.
Dignas de encomio son las obras de gran calado, que comunicarán a la capital oaxaqueña conectándose con el Istmo de Tehuantepec, es un verdadero parteaguas, a lo largo del cual se proyecta un puerto de contenedores, 10 parques industriales, un ferrocarril moderno, una carretera de alta velocidad, uniéndose con la ruta de la nueva prosperidad: el Tren Maya, este en su recorrido comunicará a las entidades de Chiapas, Quintana Roo, Tabasco, Campeche y Yucatán.
Este es el mejor homenaje al símbolo de nuestra dignidad, Benito Juárez, impulsando a Oaxaca como un nudo de comunicaciones rápidas y seguras, con sus destinos turísticos de la costa como es Huatulco y Puerto Escondido, atraerá nuevas inversiones nacionales y extranjeras.
Es notable que con estas vías de comunicación se beneficiará el progreso y la modernidad para los sectores agrícolas y pecuarios, integrándose con el eje transístmico del Puerto de Salina Cruz a Coatzacoalcos, que fuera un viejo sueño actualmente hecho realidad.
Las arterias Barranca Larga-Ventanilla y Mitla-Tehuantepec, darán un empuje al potencial turístico para el crecimiento y creación de empleos de Huatulco y Puerto Escondido, cuyo recorrido se realizaba en seis horas y media, con la nueva obra será de solo dos horas, permitiendo acceder a la población principalmente a la educación y salud, reduciendo los costos de transporte para sus bienes en la región.
El estado de Oaxaca posee enormes recursos naturales, culturales, e históricos, está bañada por el Océano Pacífico y el Puerto de Salina Cruz. Una vez terminadas estas obras constituirán un verdadero "pacto social", materializando la redistribución de la riqueza y erradicación de la pobreza, restituyendo a la población su "derecho al desarrollo".
Los proyectos anteriores, se inspiran sin lugar a duda en el fomento a la modernidad, bajo un modelo sustentable, que conduzca a través de la educación e innovación, a la sociedad del conocimiento, inspirando confianza y fe en el porvenir, integradores de la región del sureste que permanecía abandonada.
La juventud actual demanda universidades de excelencia, como es el caso de la Universidad de la Mixteca comprometida con México, creada y dirigida actualmente por mi maestro en derecho internacional, Modesto Seara Vázquez.
La sociedad mexicana reclama a sus Gobiernos tanto federal como estatal, un nuevo proceso de cambio con rumbo y justicia social, que aproveche estas comunicaciones para el bien de la población.
En medio de la tormenta y crisis por esta pandemia que ha paralizado a la economía mundial, erigiéndose como una "espada de Damocles". México no se queda inmóvil, impulsa el cambio, entiende que toda crisis es oportunidad, abandonando etapas de confort, incuria y dejadez, en pos de un nuevo paradigma de transformación económica, social y cultural, declarándole la guerra a la verdadera enfermedad: la pobreza y la miseria, para ocupar el lugar que tiene destinado.
México tiene un nuevo destino en el concierto de naciones, ser un actor respetable y respetado.
