En medio de una pandemia en la que las naciones europeas pasan apuros para controlar los repuntes de casos, crecen las inquietudes en torno a una "segunda ola" de restricciones fronterizas no coordinadas dentro del continente que amenazan el libre tránsito de productos y personas, una base sobre la que está construido el bloque comercial más grande del mundo.
Pese a las reiteradas advertencias sobre los peligros de aplicar revisiones sin previo aviso, algunos países han impuesto nuevas medidas, o exigido que los viajeros se coloquen en cuarentena, lo que hace recordar los cierres fronterizos implementados por pánico luego de que en febrero surgió en Italia el primer brote de coronavirus en Europa, bloqueando el tránsito de personas y equipo médico.
Más allá del impacto económico de medidas no coordinadas, los expertos temen que los países se estén acostumbrando tanto a cerrar sus fronteras según lo crean oportuno que el futuro de la zona de libre tránsito de Europa conocida como espacio de Schengen corre verdadero riesgo.
En una carta enviada a los gobiernos nacionales -y que fue vista por The Associated Press-, la Comisión Europea advierte que "si bien debemos garantizar que la UE esté preparada para posibles resurgimientos de casos de COVID-19... al mismo tiempo deberíamos evitar una segunda ola de acciones descoordinadas en las fronteras internas" del bloque.
Desde 2015, las reglas del espacio de Schengen han sido quebrantadas de manera regular, debido principalmente a la desconfianza entre los países europeos, que dudaban de que sus socios harían lo correcto.