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HASTA QUE LA IGUALDAD SE HAGA COSTUMBRE

GUADALUPE PUENTE

En los últimos tiempos, ante la gran necesidad de una mayor participación de laicos en la Iglesia católica, se han presentado movimientos femeninos con distintos enfoques que buscan reivindicar el espacio y la igualdad para la mujer en la Iglesia Católica. Entre las manifestaciones más sobresalientes se encuentra la que se ha presentado en Münster, Alemania, en donde un grupo de mujeres creyentes inició el movimiento María 2.0, cuyo objetivo ha sido llamar la atención para lograr una iglesia más inclusiva y en donde las mujeres puedan acceder a más tareas de responsabilidad.

Andrea Voss-Frick, cofundadora de esta organización, indica que “durante siglos la Iglesia dominada por hombres ha transmitido una imagen de María como una mujer callada, obediente, santa e inalcanzable, pero en su movimiento la ven como una mujer valiente, vivaz y resuelta, quien además fue la primera maestra de Jesús y lo hizo bastante bien”.

Asimismo, en España, la plataforma “Revuelta de Mujeres en la Iglesia”, ha convocado a concentraciones junto a catedrales de ciudades como sucedió en Madrid, Barcelona, Santiago y Sevilla, entre otras, bajo el lema “Hasta que la igualdad se haga costumbre”. Y justamente en marzo, en el Día Internacional de la Mujer, declararon que no van a parar hasta que se elimine el lenguaje patriarcal en las homilías, textos litúrgicos y documentos. Además, de lograr el acceso al diaconado y al presbiterado femenino.

Por otro lado, aun cuando el derecho canónico no permite a la mujer ocupar cargos en la jerarquía eclesiástica, el pasado mes de mayo la teóloga Anne Soupa hizo llegar al Papa Francisco su solicitud para ocupar el lugar del arzobispado de Lyón en Francia, que actualmente está vacante.

En su declaración, Soupa indicó que su objetivo es concientizar sobre la “invisibilidad” de las mujeres y acabar con el “techo de cristal” impuesto hasta ahora.

En la actualidad, ante la crisis de creyentes que sufre la Iglesia Católica, el papel de la mujer busca una mayor horizontalidad junto con los varones, y se pone de manifiesto que con una mayor formación teológica va dejando atrás la sumisión al poder eclesiástico y por lo tanto se siente preparada para exigir esta igualdad en los ministerios para participar con voz y voto en las entidades de gestión eclesial. “El papel de la mujer no solo se limita a obedecer y realizar tareas subalternas y domésticas en las parroquias, sino que tiene la capacidad para atender y ser guía espiritual”, declaró Soupa.

Asimismo, Lisa Kötter, activista de María 2.0, defiende que “la Iglesia Católica Romana es una de las comunidades religiosas más grandes del mundo, y sería una gran señal para las mujeres y hombres, si los jerarcas dijeran: sí, mujeres, ustedes tienen los mismos derechos que los hombres y pueden decidir sobre el futuro de la Iglesia junto con nosotros”

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