Armando, quien ingresó a sexto año de primaria, acondicionó una mesa como pupitre para sentarse a ver las clases por televisión.
Para este inicio del ciclo escolar 2020-2021, Armando no preparó su mochila como años atrás, sino que acondicionó una mesa como pupitre en la recámara de su abuelita Magdalena, para sentarse a ver la televisión. Fue así como arrancaron las clases de manera virtual debido a la pandemia del COVID-19, que mantiene en casa a los estudiantes.
Las clases que se impartieron por televisión no fueron del completo agrado para Armando, quien comenzó el sexto grado de primaria. "Dan puros programas, por ejemplo, de cómo hacer cubrebocas y leyendas", dijo el menor, visiblemente aburrido.
Una libreta, unas plumas y colores, fueron los útiles que acercó a su escritorio para estar pendiente de la programación dirigida a los de sexto grado, que no "atrapó" al pequeño Armando. Y es que lo suyo, dijo, son las Ciencias Naturales, "porque me gustan muchos los experimentos", expresó con emoción.
Gracias a que su madre le regaló un celular para poder tener comunicación con ella, al vivir lejos, será como el menor pueda tomar clases cuando su maestra de la escuela Justo Sierra así lo indique a través del grupo de WhatsApp que conformaron las madres de familia.
Su tía Verónica lo apoyará en aclarar las dudas que se lleguen a presentar después de clase, tal y como lo hizo en la segunda mitad del ciclo anterior, que fue cuando inició la contingencia sanitaria por el virus.
Su abuelita dijo no estar en la mejor disposición de apoyarlo en ese sentido, por lo que el menor deberá esperar cuando su tía regrese de trabajar, ya sea por la tarde o hasta la noche. "Dudas, yo ya no, la que le ayuda es mi otra hija que vive aquí", comentó doña Magdalena.
A casi seis meses de haber dejado la escuela por la pandemia del COVID-19, Armando sí extraña su salón, su escuela, pero sobre todo a sus amigos, a quienes no ha visto desde que inició el resguardo, por lo que ahora que la contingencia termine pronto. "Nada más nos sentamos afuera y es todo", dijo, triste.
A su abuelita este nuevo modelo a distancia no le convence del todo, "si yendo a la escuela no entienden bien, en casa se ponen a jugar, se distrae, es difícil", dijo preocupada. "Tengo que andar detrás de él", agregó doña Magdalena, quien ha sido para Armando como su mamá, pues desde bebé se encuentra bajo sus cuidados.
El joven alumno está dispuesto a "echarle todas las ganas" en este último año de primaria para continuar con sus estudios, aunque espera que para entonces, pueda estar de regreso en las aulas de una escuela sin el temor de sufrir un contagio.
