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La lección del Segundo Informe

JULIO FAESLER

Al iniciar con su II Informe el tercer año de su gobierno el presidente anuncia que para fines del 2020 ya quedará instalada la IV Transformación. El tiempo que después le resta hasta 2024 lo dedicará para afinar, ajustar y consolidar su tan discutido proyecto de país. Hay que felicitar su capacidad innovadora, pero más que nada, la fe de AMLO en la sabiduría del pueblo que nadie puede dudar, pero que a todas luces se encuentra, como sucede en cualquier país, con evidente impreparación a nivel popular para poder resolver por sí solo, sin conocimientos técnicos y administrativos específicos, los complejos problemas que a diario se presentan en una sociedad.

AMLO hace muy bien en remarcar su íntima cercanía con la sabiduría popular. Los fracasos más comunes de los gobernantes que se sobre-estiman, vienen cuando se alejan del sentido común popular e insisten en imponer decisiones que van en contra de la convicción que proviene de tradiciones y lecciones que da la historia. No basta la sola sabiduría popular que conocemos festejamos. El papel del líder reside en su responsabilidad de llevar al terreno de la acción concreta las medidas necesarias para llevar a la realidad la aspiración popular.

Es esto lo que México necesita al iniciar el tercer año de esta administración y cuyo presidente sigue de frente, en línea recta sin desviarse, hacia una meta que no por ser utópica, deja de tener un recio valor para inspirar transitar por un rocoso sendero de innovación total.

La propuesta de AMLO no es necesariamente la de instaurar un sistema socialista como el de Venezuela, Cuba u otras naciones. Creo que el sentido común del pueblo sabio se resistirá a perder las libertades personales que semejante modelo implica bajo la férula dictatorial del autoproclamado líder. Tarde o temprano la insatisfacción cobraría su factura y el pueblo sabio se resistiría a seguir al que sólo ofrece estériles sacrificios y promesas incumplibles.

En la etapa en que nos encontramos, se requiere que el presidente de México sepa acercarse a personas que saben qué remedios existen para atender con eficacia los muchos sectores que componen la actividad nacional. No ha sido así más que en muy contadas áreas. La carencia de capacidad profesional sigue y se han acentuado con los recortes presupuestales draconianos en dependencias altamente prioritarias del gobierno.

Aunado a lo anterior, AMLO ve el horizonte prometido descansando en proyectos propios de los años setentas del siglo pasado. Cómo es posible descansar nuestro futuro resucitando refinerías y un sistema eléctrico que usa los combustibles fósiles altamente contaminantes y desprecia con ironía sorda las nuevas energías limpias que todo el planeta pide.

Los campos urgentes y prioritarios en economía, finanzas, energía, salud y promoción económica son donde se necesita que la guía sea firme y acertada. Pero los resultados de la gestión presidencial han sido de distracción y confusión como se ve en las estadísticas recién publicadas: caídas en inversiones, negocios, desempleo, desorden y carencias en materia de salud en general, no solamente en materia del COVID. El presidente, lamentablemente, usa otros datos.

La meta de AMLO desde hace casi veinte años ha sido transformar a México en una sociedad justa solidaria y moralmente sana donde cada ciudadano pueda realizar sus talentos al máximo de su deseo y que la riqueza que se genere sea distribuida con la misma equidad que el trabajo requirió.

Todo puede hacerse contando con los instrumentos que ofrecen las comunicaciones modernas. El presidente ha sido notablemente profesional en hacer llegar al pueblo las intenciones que lo animan así como el terco empeño por erradicar definitivamente la plaga de la corrupción que ha sido el elemento más nocivo y destructor de todo programa de desarrollo que se ha conocido desde los albores de México como nación. Mucho depende del ejemplo que en lo personal da el presidente en cuanto a austeridad y modestia. No debe dejar que su ejemplo lo empañen los cercanos. La descontaminación moral del país depende de que es imperativo actuar desde las raíces de la familia para desde ella eliminar las malas enseñanzas que tantas veces han emanado de ella.

El Segundo informe enfatizó la sabiduría del pueblo como guía de los actos del gobierno. La enseñanza es que esa sabiduría hay que completarla con conocimientos y sensatez.

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Escrito en: Editorial Julio Faesler

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