Dime tu nombre.
Estoy seguro de que te llamas Mar.
O si no Cielo.
O Eternidad, quizá.
Es que tu nombre me sabe a infinito.
A algo que ni siquiera en el infinito acabará.
Tu nombre me sabe a vida.
Me sabe a siempre.
Me sabe, ¿sabes?, a mujer.
Dime cómo te llamas.
Así sabré cómo me llamo yo.
Dime cuál es tu nombre
Así sabré cuál es el mío.
Dime cómo llamarte para que vengas a mí
Para que vengan a mí el mar, el cielo y la eternidad.
Dime otra vez tu nombre, amada.
Estoy seguro de que te llamas Amor.
¡Hasta mañana!...