La consumación de la Independencia que México recordará exacto dentro de un año, el 27 de septiembre del 2021, fue el desenlace de la guerra de contrainsurgencia que inició el 19 de septiembre de 1810, según refleja el expediente militar del General de Brigada Pedro Zarzosa de Oviedo (1768-1836), que contiene más de cien fojas de documentos originales de la época, obtenido en Torreón el 5 de diciembre del año 2005, rumbo al bicentenario.
Existen en el Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, originales de las cartas cruzadas entre el General Agustín de Iturbide y el Teniente Coronel Pedro Zarzosa de Oviedo -antes de ser ascendido a General de Brigada-, firmadas entre el 10 de junio de 1821 y el 24 de septiembre del mismo año-, que por su contenido y para motivos de identificación se denominan Las Cartas de la Libertad.
De ellas y del expediente obtenido en Torreón, así como de las diversas fuentes historiográficas, se reconfirma que entre las tropas del Ejército Trigarante que entraron triunfantes a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821, en acto que la historia oficial registra como la consumación de la Independencia y momento sobresaliente que dio pie a la fundación del actual Estado Nación mexicano, marchaban los Dragones Imperiales de la Libertad, bajo el mando de Pedro Zarzosa de Oviedo, el discípulo más destacado del artífice de la contrainsurgencia, Félix María Calleja del Rey.
¿Cómo llegaron ahí? Pedro Zarzosa de Oviedo, Teniente, era experto en contrainsurgencia a fines de 1820. Había comenzado su adiestramiento el 19 de septiembre de 1810 en la hacienda de Bocas, San Luis Minas del Potosí, de su maestro Calleja. Y de ahí provenían sus tropas, que primero tuvieron el nombre de Escuadrones Urbanos Lanceros de San Luis Potosí; después, en 1813, Regimiento de Dragones Fieles del Potosí -que rendían fidelidad a su fundador luego convertido en Virrey-; y en 1821 -ya sin el preceptor pero con toda la experiencia-, para la consumación de la Independencia, Dragones Imperiales de la Libertad.
Agustín de Iturbide utilizó en su estrategia político-militar la experiencia ultraviolenta, el conocimiento de campo, de Pedro Zarzosa de Oviedo y de sus tropas para reventar los últimos reductos españoles y los brotes insurgentes que resistían todavía en 1821.
Los Dragones Imperiales de la Libertad, que venían de la contrainsurgencia, fueron los encargados de limpiar militarmente el camino independentista en la ruta Veracruz-Puebla-Ciudad de México, crucial para la consumación.
Entre el 31 de julio y el 24 de septiembre de 1821, Zarzosa de Oviedo operó el sitio y rendición de Puebla y de la Ciudad de México, "ahorcando" los más importantes reductos de resistencia a la Independencia, la consumación militar, motivo por el cual recibió de Iturbide autorización para entrar con sus tropas a la toma de la capital el 27 septiembre. Sin él hubiera sido imposible.
Documentos firmados por Nicolás Bravo, Vicente Guerrero y José Joaquín de Herrera reconocen méritos de Pedro Zarzosa de Oviedo en la consumación de la Independencia. Pero además, el obispo de Puebla y Regente del Impero, Antonio Joaquín Pérez Martínez, firmante del acta de consumación, le agradeció servicios prestados a la Patria.
El expediente militar de Pedro Zarzosa, obtenido en Torreón en 2005, abunda en detalles de éstos episodios, pero además de las guerras de Independencia, de la contrainsurgencia, de las traiciones que sufrió y de la angustiosa vida que llevó junto a su familia, enfermo y abandonado del Ejército mexicano, hasta su muerte el 25 de mayo de 1836. Sus restos desaparecieron en uno de los sismos recientes en la Ciudad de México, sin que autoridad alguna reaccionara.
Un extraño tejido de personajes, acciones militares, intrigas, negocios, familias, pueblos e historias en espiral que desembocan en la fundación del actual Estado mexicano y que se mueven en la delgada frontera de la memoria y el olvido.
Lo dicho ya: La historia siempre está sujeta a nuevas investigaciones e interpretaciones, como en otros momentos del pasado en México. A pesar de que ha sido tratada por grandes historiadores, la consumación de la Independencia debe revisarse de fondo. Se debe hacer desde sus orígenes, que bajo ciertas perspectivas resulta muy sospechosa.
La consumación de la Independencia fue también desenlace de la contrainsurgencia que inició el 19 de septiembre de 1810.
