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La Columna de Rosell

Rafael Rosell

Imposible no querer opinar de Diego Armando Maradona y su muerte prematura el pasado 25 de noviembre de este maldito año.

Después de leer a tanto gran periodista e intelectual hablar del mito, como que lo que uno quisiera aportar desde esta humilde tribuna sale sobrando, pero igual es como el futbol del “diez” irresistible no hacerlo.

Y claro volver a la eterna discusión de quien fue el mejor de todos los tiempos. Para las generaciones que han visto algunos videos de Pele les informo que casi el setenta por ciento de goles y grandes jugadas del Rey brasileño no quedaron grabadas en video.

De ahí que los que ahora tienen treinta, cuarenta o cincuenta años no aceptan ni siquiera un debate, decretan que Maradona ha sido el mejor y se acabó. Su servidor para eludir (cobardemente) el tema maneja esta hipótesis.

Siempre he creído que Pele ha sido el futbolista más completo de la historia y Maradona el más habilidoso de todos los tiempos.

Lo que la zurda de Diego hacía Edson Arantes do Nascimiento no podía igualarlo y lo que lograba Pele con su perfil derecho y cabeceo nunca Diego ni siquiera de acercó. Su gol aéreo más famoso por llamarle así lo hizo con la mano, por cierto, trascendió que en su momento Maradona amenazó con demandar a un tabloide ingles que publicó unas supuestas disculpas del Diego por haber hecho trampa, Maradona declaró que eran fake news y que jamás se iba a disculpar por marcar ese gol con la mano.

En la actualidad gozamos con las actuaciones de dos dignos apóstoles de Pele y Maradona, la potencia, sentido del juego, resorteo para levantarse en las alturas para asestar cabezazos letales y la pegada formidable en el pie derecho de Cristiano Ronaldo son un homenaje del gran brasileño y lo que hace Lionel Messi con su pie izquierdo, la manera en que apila rivales y sale avante de un campo minado de forzudos volantes de contención, es un guiño en admiración al Pelusa.

Siempre he creído que si Michael Jordan hubiera jugado fútbol sería Pele, el primer gol de la final del setenta fue un adelanto de lo que Jordan iba hacer quince años después, Pele ve venir el centro de Roberto Rivelino, marcado muy de cerca por Tarcisio Burgnich al borde del área chica, Pele salta, Burgnich salta, en el aire el brasileño cobra un doble impulso y deja al italiano fuera de la pelea por el balón, Burgnich desesperado estira su brazo derecho para estorbar al Rey, inútil , Pele asesta un cabezazo pegado al palo izquierdo de Enrico Albertosi, increíble la potencia con que esa pelota salió de la cabeza del diez amazónico. Un gol que Maradona nunca, ni en sus sueños más locos podría anotar. No estaba diseñado para ese tipo de goles.

Pero el segundo de Diego en los cuartos contra Inglaterra, en la misma cancha en el 86 desparramando a Winston Churchill, Enrique VIII, William Shakespeare, The Beatles y la reina Isabel II, todos hipnotizados por la prodigiosa zurda del Pelusa, Edson Arantes nunca podría haber manejado ese perfil como Diego.

Menciono a esos ilustres ingleses por un estupendo meme que recorrió las redes sociales, solo les faltó agregar en el papel de Peter Shilton a la mismísima dama de hierro, Margaret Thatcher principal responsable de provocar esa absurda e injusta guerra por las Falkland (versión inglesa) o Malvinas (versión argentina).

En cuanto a la discusión de regatearle méritos en la cancha a Maradona por su turbulenta y oscura vida fuera del campo, es también tema para reflexionar.

El periódico El País de España tituló en medio del mar de elogios a Diego, “¿En qué momento decimos que Maradona era un supuesto maltratador?

Todo esto en relación que la muerte del Diego fue el 25 de noviembre “Día internacional contra la violencia de género”, además Maradona murió con casos pendientes de sexo con menores, la demanda de paternidad por parte de su hijo Santiago Lara quedó archivada como pedofilia en Argentina porque la mamá de Lara era menor de edad.

Su primera esposa Claudia Villafañe, su ex pareja Rocío Oliva y otras parejas más en la vida de Maradona lo acusaron de violencia física y mental.

¿Qué hacemos los que admiramos al futbolista y nos negamos a juzgar al ser humano? Quizás recurrir a la inmortal frase del gran Negro Fontanarrosa: “Qué me importa lo que hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía”.

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