Columnas la Laguna

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

"Conocí a una hermosa mujer el primer día de la convención -les contó a sus amigos don Chinguetas-. En el lobby bar del hotel nos tomamos unas copas, y luego la acompañé a su habitación. Ahí sucedió lo que tenía que suceder. Al terminar el trance la dama comenzó a llorar. Me dijo que era casada, y que estaba arrepentida de haberle sido infiel a su marido. Yo recordé a mi esposa, y también me eché a llorar. Y lo mismo pasó todos los días que duró la convención: infidelidad y llorada; infidelidad y llorada.". Pepito hizo pipí. Al terminar le dijo su abuelita: "Los niños listos se lavan las manos después de hacer pipí". Respondió el chiquillo: "Los niños listos aprendemos a no mearnos las manos". Dos socios del Club Silvestre iban por el jardín y vieron venir a un par de señoras. "Caramba -se preocupó uno-. Ahí vienen mi esposa y mi amante". "Me quitaste la palabra -dijo el otro-. Yo iba a decir lo mismo". Una mujer llegó corriendo a la farmacia y le gritó al farmacéutico llena de desesperación: "¡Mi esposo ha muerto! ¡Vino a surtir una receta, y en vez de darle quinina le dio usted estricnina!". Replicó el de la farmacia: "Entonces me debe 200 pesos más". La señorita Peripalda les iba a hablar del infierno a los niños del catecismo. Preguntó: "¿Saben ustedes a dónde van las niños y los niños que se portan mal?". La pequeña Rosiilita levantó la mano: "A la parte de atrás de la iglesia". Babalucas comentó en la oficina: "Cerca de mi casa hay un bar extraordinario. Cada noche el dueño hace una rifa entre los clientes, y el que la gana tiene derecho a ir a una suite en el segundo piso. Ahí disfruta de bebidas y sexo  gratis". "¡Fantástico! -se maravilló uno de sus compañeros-. Y ¿has ganado la rifa alguna vez?". "Yo no -respondió Babalucas-. Pero mi esposa ya van cuatro veces seguidas que la gana". Muy desafortunado fue el paso de Alfonso Romo por la 4T. A fin de cuentas su participación en el gobierno de AMLO presenta un balance negativo. Con nadie quedó bien. Muchos empresarios vieron mal desde el principio el apoyo que dio a López Obrador, y reprobaron su presencia en el gobierno. Para los morenistas fue siempre un advenedizo a quien hicieron la guerra y terminaron por dejar aislado. AMLO le echó muchas flores a Romo. Es natural: ya lo tenía de florero. La explicación que se dio a su salida, ésa del acuerdo para ocupar el cargo sólo por dos años, es verdaderamente inverosímil. Nadie va a creer semejante patraña, urdida para disimular lo que en el fondo fue un divorcio que ya se veía venir y que a nadie sorprendió. Este desenlace pudo augurarse con facilidad desde que se inició la difícil unión. El accidentado paso de Romo por la 4T no sirvió de nada a nadie. Todo indica que las más de las veces López Obrador le hacía el caso del perro, o sea ninguno. Las continua agresiones del régimen a los empresarios, la oposición permanente de AMLO a la inversión privada, evidencian que el encargado de la Oficina de la Presidencia acabó por ser un mero oficinista sin influencia alguna ante su jefe.  Así las cosas su situación se volvió insostenible, y a Romo no le quedó otra salida más que la de salirse. El daño que el inversionista regiomontano se causó a sí mismo al colaborar con el tabasqueño está ya hecho, y es irreparable. Siempre se le relacionará con la 4T. Muchos piensan que Romo cometió una gran equivocación. En el gobierno nadie lo echará de menos, porque casi siempre estuvo de más. Volverá a sus negocios, que seguramente nunca dejó. Finaliza, pues, una historia que nunca debió haber empezado. Así termina este infortunado cuento: con un colorían colorado muy descolorido. FIN.

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