Llevaba desde marzo queriendo ver a su hijo, pero la pandemia no le permitió regresar a casa por avión. (INTERNET)
Dmitri Pelevin, un ruso aficionado a la navegación en velero, con diez años de experiencia, atravesó solo en yate el océano Pacífico para regresar a Nueva Zelanda, donde reside y vive junto a su familia, su exesposa Olga y su hijo Andréi de 7 años.
Tardó seis meses en completar el viaje, con tres de ellos estando solo en el mar, y finalmente llegó a Nueva Zelanda el 24 de diciembre, cuando entró a la bahía Gulf Harbour cerca de Auckland.
Recorrió 7 mil millas náuticas, que son casi 13 mil kilómetros y todo por culpa de la pandemia por coronavirus, pues cuando en marzo pasado, estando en Francia, Pelevin quiso regresar a casa, los vuelos comenzaron a cancelarse en todo el mundo debido al COVID-19.
"Cuando las fronteras comenzaron a cerrarse, decidí quedarme y esperar el fin de la epidemia allá", escribió el hombre, quien conforme avanzaban los días, tuvo que planear una estrategia diferente.
Vendió su propio bote, que había comprado un año antes, y consiguió uno más adecuado para cruzar el océano. El 11 de julio salió de Martinica hacia Panamá, para pasar por el canal y salir al océano Pacífico.
El 19 de septiembre Pelevin finalmente atravesó el canal de Panamá y el 26 de septiembre entró en el océano. Esperaba llegar a Nueva Zelanda el 17 de octubre, para el cumpleaños de su hijo, pero se topó con varios obstáculos imprevisibles. "El último tramo fue el más difícil porque empezó la temporada de ciclones. Tuve algunos problemas con la embarcación. Mi motor se averió inmediatamente después de salir de Panamá, así que navegué hasta Tahití casi sin propulsor. Mi vela mayor se desprendió, así que navegué con una sola", cuenta Dmitri.
El 21 de diciembre, Pelevin escribió en su canal de Telegram: "¡Hola a todos! Llegué al puerto, hice una prueba [de COVID-19] y me quedaré en el muelle en cuarentena hasta que haya un resultado".
El 24 de diciembre, el ruso finalmente pudo reencontrarse con su familia.
