Columnas la Laguna

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Todo anuncia que la relación entre la 4T y el gobierno de Joe Biden será dificultosa, si no es que áspera. El evidente connubio de López Obrador con Trump; la conducta que ha observado AMLO con el nuevo mandatario norteamericano; su apartamiento de las prescripciones contenidas en los tratados entre ambos países;  la inquina que muestra el tabasqueño a la empresa privada y las energías limpias; su actitud díscola en lo que hace al combate conjunto contra el narcotráfico; todo eso habrá de influir en la voluntad del presidente yanqui, y pondrá piedras en el camino -las ha puesto ya- del trato entre las dos naciones. Las sutilezas de la diplomacia le son por completo ajenas a López Obrador, que a más de nacionalista es provincialista, y cuya falta de libros no le permite ver que hay en el mundo algo más que los municipios mexicanos. Serán necesarios todos los esfuerzos de la secretaría de Relaciones Exteriores para evitar que AMLO se confronte con Biden en memoria de su defenestrado amigo Trump. Por obvias razones de geografía -vea nuestro presidente un mapa- estamos condenados a tener estrecho trato con el poderoso vecino que para bien y para mal nos tocó en suerte. En cuestión de política internacional siempre es difícil la relación entre dos países que comparten fronteras, y más si uno de ellos es rico y pobre el otro, que tal es el caso de Estados Unidos y México. Esa dificultad no ha de agravarse por causa de arcaicos dogmas o anacrónicos prejuicios personales. No se debe repetir la sumisión -que en momentos rozó límites ignominiosos- que ante Trump evidenció López Obrador, pero tampoco ha de presentar éste frente a Biden una actitud beligerante, pues eso traería consigo grandes males para México. Desde luego un distanciamiento con el gobierno estadounidense le caería como anillo al dedo a AMLO, pues le serviría para explicar las carencias y escaseces que de seguro empezaremos a sufrir, y que estamos viendo ya en el renglón de los medicamentos. En fin, esperemos que nuestra relación con el nuevo inquilino de la Casa Blanca  se dé, si no a partir un piñón, sí por los caminos de buen entendimiento que marca el interés común de ambas naciones. Cumplida está por hoy mi modesta misión de orientar el rumbo de la política mundial. Puedo ir ahora por derroteros de más amenidad y complacencia. Don Cucoldo llegó a su domicilio y encontró a su esposa en apretado episodio de libídine con un sujeto que para colmo era su compadre. Dolido y consternado el infeliz marido le preguntó con pesaroso acento al follador: "Compadre: ¿por qué me hace usted esto?". "Compadrito -se defendió el otro-. A usted no le estoy haciendo nada". Dos comerciantes entablaron conversación en una playa. Relató uno: "Mi tienda se incendió, y me estoy gastando aquí el dinero del seguro". "¡Qué coincidencia! -exclamó el otro-. Mi tienda fue destruida por un terremoto, y también me estoy gastando el dinero que me pagó la aseguradora". Tras una pausa preguntó el primero, cauteloso: "Oye: ¿cómo se provoca un terremoto?". Pirulina, muchacha sabidora, casó con un miliciano. Pasado un tiempo sus amigas le preguntaron cómo le estaba yendo con su marido en el renglón del sexo. "No muy bien -confesó ella-. Cuando termina de hacerlo se da la media vuelta, y a mí me gusta más el paso redoblado". El Lic. Ántropo ganó un pleito judicial. Feliz y alegre le informó a su cliente: "¡Triunfó la justicia!". Demandó con vehemencia el individuo: "¡Apele inmediatamente, licenciado!". El perrito le hizo una proposición a la perrita: "¿Qué te parece si a la noche lo hacemos de hombrecito?". (No le entendí). FIN.

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