La obra de Mattew Barney se trató de un reloj que mostraba las horas restantes del gobierno de Donald Trump (ESPECIAL)
Justo después de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, hace cuatro años, un reloj gigante en Nueva York inició un conteo. Colocado sobre la pared del edificio donde el artista contemporáneo y cineasta Matthew Barney tiene su estudio, ese reloj contó los días y horas para el fin del mandato de Trump, el cual concluye el día de hoy.
El concepto fue creado por Matthew Barney, junto al curador de arte Brandon Stosuy, la arquitecta Jane Lea, Jade Archuleta Gans, fabricante, y el diseñador de luces Kenzan Tsutakawa-Chinn.
Esta instalación ha dado de qué hablar entre los neoyorkinos, no por su propósito, sino porque precisamente nadie sabía de qué se trataba, hasta que algunos comenzaron a intuir su función.
Stosuy declaró a un medio estadounidense que mantener en secreto la función del reloj fue a propósito porque querían que las personas sacaran sus propias conclusiones, por eso decidieron no publicitarlo.
El grupo de artistas de Smooth Techonology (quienes también crearon la mascarilla luminosa que Lady Gaga usó en los premios MTV VMA's) describen en su sitio web que previeron el hecho de que el polémico magnate podría concluir antes de tiempo su mandato, por lo que de haber sido el caso, el reloj estaba programado para dar un salto al número 0.
El reloj dejará de funcionar una vez de Joe Biden tome posesión hoy miércoles 20 de enero.
SOBRE EL ARTISTA
Matthew Barney es un artista y videógrafo estadounidense nacido en San Francisco, Californa en el año de 1967.
Ha realizado proyectos artísticos como Ciclo Cremaster (2002), compuesto por cinco películas, esculturas, fotografías, dibujos y cuaderno de artista.
Su trabajo ha enfrentado fuertes controversias. Hay quienes aclaman su obra, pues consideran que esta se basan en la riqueza y carga de las exposiciones, como así también en su complicado entendimiento y significado de las obras.
Pero, por otro lado, quienes lo critican, argumentan que el proyecto Cremaster es pretencioso, pues el artista sólo busca impresionar.
