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James y Thomas

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ALEJANDRO TOVAR

El nuestro y más el de hoy, porque los personajes son mediáticos, es un mundo que es dominado por las figuras protagónicas, esas que tal vez sin proponérselo consiguen controlar el miedo de la gente o llenan sus impulsos y se convierten en amos de sus almas. Son como dioses modernos. Saben que su tarea es imparable y que su vida es indisoluble de su idea de libertad.

Thomas, juega con la gloria como diciendo que las cosas más sublimes y bellas de la vida no se deben escuchar, leer, ni ver, sino se deben vivir y él se llena de anillos y deja que Mahomes y su gente vivan en la angustia, como vértigo propio de su libertad. Es un rey que regala al mundo un talento convertido en arte, mostrando que la fantasía es una de las formas de la inteligencia.

La idea de sus fans era recordar ayer a James Dean, que de vivir cumpliera 90 años pero el 30 de septiembre de 1955 se mató en su Porsche Spyder 550 “Pequeño bastardo” chocando con un Ford “que no lo vio”, dijo su chofer en Cholame, California. Iba camino a Salinas para una carrera. Salió disparado, se estrelló contra el parabrisas del Ford y se rompió el cuello. Muerte instantánea. Tenia 24 y solo filmó tres cintas, Rebelde sin causa, Al este del paraíso y Gigante. Si era bisexual o gay como dijo Liz Taylor poco importó. Debajo de su corazón de cínico se escondía un sentimental.

¿James Dean? Los muertos están en su mundo aparte. Este es el terreno de los vivos donde la dupla Brady-Gronkowski muestra que los genios del deporte perduran y suelen vivir entre la gloria y hasta con los humanos. Si el Covid tiene en punto de mira a la gente, ellos la recargan de ilusión. Son como mensajeros de alegría y saben que el mayor secreto es tener solo emociones elegantes.

En esos sacudones de traumas, obsesiones y miedos, que van apareciendo los Tigres y se convierten rápido en nota internacional, porque no superaron a cualquiera, sino al campeón de la Copa Libertadores y eso creó un ambiente de entusiasmo e imaginación, donde aparecen los enemigos, cuando debiera tomarse dando el mérito adecuado, olvidando agravios si los hay, levantando banderas. Que nuestros ojos sean cámaras que peinan cada gesto de futbol felino.

Es cierto, nosotros los de ayer ya no somos los mismos. Hay quienes se acomodan, como Yanet García con camiseta de Tigres y mostrando el trasero pero desentonan los analistas de ESPN que riñen abiertamente en tv, ¿sabrán que los de Ferretti son finalistas del mundial de clubes? Queda claro que la imaginación es saeta que vuela alto, yendo a la vez a la raíz de lo humano.

A veces el modernismo y la tecnología tiran a la basura las tradiciones y agrandan los demonios particulares. Los pecados no pueden ocultarse en cajones pero hay obligación de disfrutar las alegrías porque son escasas. Como dar también aquí su mérito a Almada con su Santos limitado, lucha como El Solitario contra Wagner padre y Ángel Blanco, todos muertos pero inolvidables. Al DT aplauso. Sus chicos Aguirre, Muñoz y Campos hicieron goles y dieron puntos con voz propia.

Alejandro Tovar // [email protected]

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