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Ensayo sobre la cultura

Los contrarios

Ensayo sobre la cultura

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

Desde la preparatoria te comienzan a hablar de la dialéctica, que podríamos definir como el enfrentamiento de los contrarios. Lo resumen en tesis, antítesis, síntesis; hay un tercero en discordia que vendría a ser la manera de solucionar la disyuntiva de los dos anteriores. En los últimos siglos, se aplicó al pensamiento Marxista y su manera de interpretar la historia; pero mucho antes ya existía la noción en la filosofía pre socrática.

De los primeros, se nos habla de Heráclito: todo lo que existe está en constante cambio y lo representa por el fuego; en contra de Parménides: lo único verdadero es el uno, el cambio es un espejismo.

Después de Sócrates se establecen las dos líneas de pensamiento: el idealismo, representado por Platón: lo verdadero es la idea, no podemos conocer la realidad porque nuestros sentidos nos engañan; y el realismo, representado por Aristóteles; lo verdadero es la realidad y la única forma de conocerla son los sentidos.

En la edad media, San Agustín va a estar más inclinado al idealismo y Santo Tomas al realismo aristotélico Hasta aquí, el método principal utilizado fue la deducción, basado en el silogismo; a partir del renacimiento, se busca un nuevo método para conocer que es la inducción, lo que conocemos por la experimentación, que es el método científico.

Los filósofos aplicaron los nuevos métodos a su ciencia. Descartes puso un antes y después aplicando los principios de la geometría al pensamiento. Después vendría Kant, con la trigonometría.

A partir del silgo XVI, es el imperio de la ciencia, se resuelven muchos de los problemas humanos, pero también muchos se han quedado sin resolver. Todas las utopías se quedan en idealismos que no se dan en ninguna parte; Tomás Moro, el paraíso Marxista, o el cristiano, o cualquier otro paraíso, se encuentran muy lejos. El aquí y el ahora sigue presentando demasiadas imperfecciones.

Frente al Marxismo está el liberalismo: dejar hacer y dejar pasar. La supuesta libertad para que el hombre sea feliz; y si no lo es, tiene la culpa. Ya vimos lo que pasó en los Estados Unidos; que en algo nos vuelve a la reflexión de los motivos de la segunda guerra mundial. El liberalismo es la imposición del más fuerte, o de aquel que logra convencer a la mayoría de las personas aunque sea falsa su proposición. Y esto sucede en el imperio de la ciencia, cuando sólo se cree en lo demostrable.

Así como te preguntas del porqué la civilización soportó durante mucho tiempo a los emperadores y reyes, que si te enteras de la vida de los personajes en muy pocos encuentras valores para gobernar, de la misma forma te preguntas como actualmente se aceptan sujetos que no logran la felicidad de sus gobernados y en cambio los mantienen en situación de carencias, o de enfrentamientos entre ellos mismos.

Más que la realidad, es el discurso lo que convence a las personas para que se afilien a determinada ideología. La religión manejaba la culpa, el pecado. Las nuevas ideologías manejan su propia noción de justicia. En ambas, hay demasiadas interpretaciones encontradas, según la conveniencia de quien las interpreta; son los discursos los que se encargan de plantear la bondad de los sistemas, aunque nunca lleguen a lograr lo que prometen: La unión Soviética de Stalin, por ejemplo; la España de Franco.

Vuelvo a la dialéctica: estamos muy lejos de la verdad. No aprendemos de la historia que ésta se encuentra ahí y nadie es poseedor de ella. Las soluciones fáciles o últimas, siempre provocan más problemas. La búsqueda debe de ser contante y siempre se deben dejar abiertas las ventanas y las puertas para la crítica.

Lo que nunca podrá sacrificarse es la libertad de opinión; siempre y cuando se fundamente en algo; en nuestro caso, el sexto constitucional; La opinión amañada es falsear la realidad.

El pensar es el arma más poderosa que tiene el hombre; implica una gran responsabilidad. Llegar a tus propias conclusiones es lo que puede defenderte del mundo que pretende esclavizar tu pensamiento. Los líderes han decepcionado, se equivocan lo mismo que nosotros; así como se equivocaron los reyes y los papas. Sólo la libertad de opinar puede abrirnos los ojos.

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