EDITORIAL Caricatura Editorial Columna Astillero Sergio Sarmiento editoriales

Sobreaviso

Una elección bipolar

Sobreaviso

RENÉ DELGADO

Vamos a una elección bipolar. Bipolar porque sólo ofrece optar por un extremo u otro; bipolar porque la clase política es maníaco depresiva; bipolar porque es de locos elegir así.

Simple y sencillamente, no se puede elegir cuando no hay de dónde escoger. Nomás falta que el resultado deje la correlación de fuerzas como está y, en el empantanamiento, se pierda una vez más la oportunidad de darle perspectiva al país.

***

Es tal la obstinación y el atrincheramiento de las posturas, el desgano, la soberbia o la incapacidad de hacer política, que morenos y troyanos cayeron en el garlito de reducir el abanico de opciones a una disyuntiva sin matiz: votar en contra de esto o aquello, pero en ningún caso a favor de algo.

La oferta política es de una pobreza extrema. El gobierno y la fuerza en el poder no enarbolan un programa que permita vislumbrar los pasos a dar si mantienen la hegemonía, sólo piden endosar de nuevo el cheque recibido tres años atrás. A su vez, la oposición -revuelta en la alianza "Va por México"- agita por bandera aquello que resiste, se opone pero no propone, no presenta una alternativa y, en el rejuego, los dirigentes herederos de los restos del naufragio quieren asegurar que nadie se los quite o arrebate. La política del péndulo constituye para esos polos el sello y el símbolo no de un quehacer, sino de un rehacer y deshacer acompasado.

Al grito de todo estaba mal hecho, del otro lado le responden todo estaba bien hecho... y, entonces, todo es quitar y poner sin avanzar en serio.

***

Sin ideas ni programas, se podría pensar que en la calidad de los candidatos se cifra el juego electoral. Pero no, los emblemáticos abanderados son un fraude a la sensatez. No son refugio.

Integran un álbum de personajes reciclados, de cartuchos quemados de la farándula o el deporte, de rémoras de la subcultura política o de la nomenclatura de las dirigencias partidistas, donde descuella la priista, oxigenada por el panismo. Ese elenco exhibe la incapacidad de los partidos de diestra y siniestra de formar y presentar nuevos cuadros políticos, el portazo dado a la sociedad, la visión patrimonialista de la política y el afán de usar a la ciudadanía como instrumento de los partidos y no a la inversa. En los partidos, hay caníbales, no cazadores de talento.

Más de un candidato confirma la miseria política y la descomposición del régimen de partidos. Un popular y presunto violador en Guerrero, una exreina de la belleza en Baja California y un machito en Nuevo León resumen, al desnudo o con disfraz, la misoginia de los partidos. Un panista, hermano de un vendedor de quesos en los casinos de Monterrey, y una recién expriista, cuyo esposo presume que gracias a él, ella representa algo, se disputan la gubernatura de Nuevo León y reivindican el pragmatismo como norma principal de la política.

De los partidos satelitales, nuevos o viejos, mejor ni hablar... han hecho del cascajo la materia prima de su actuación. Y, por si algo faltara, aun sin registro, pero con plomo y plata, hasta el partido del crimen ejerce su participación en ese extraño marco de pluralidad. Que en las urnas se decida qué cártel debe gobernar tal estado o municipio en San Luis Potosí, Morelos, Guerrero...

***

Quedan los spots, desde luego. El comprimido pensamiento e imaginación de los partidos. Pero el pertinaz bombardeo de mensajes no es gala de ideas ni postulados, sino inventario de errores cometidos, hoy o ayer, por el correspondiente adversario, sugiriendo elegir al menos peor.

Cosa de oír o ver los anuncios, resumen el concurso electoral a un absurdo: hacer de la supuesta competencia, ejercicio de incompetencia. Le proponen al electorado dilucidar qué gobierno acumuló no más aciertos, sino menos errores. No dejan ver quién sacará a flote al país, sino quién lo hunde más. En la lógica de los partidos, el futuro es el pasado remoto o reciente y hacia él ofrecen avanzar.

Los encuestadores ya deberían incorporar la pregunta: ¿Si hoy fueran las elecciones, por qué error preferiría votar usted? ¿Si hoy fueran las elecciones, qué pasado le simpatiza más?

***

Menuda paradoja: no hay democracia sin partidos, pero sí partidos sin democracia.

Los partidos, en particular sus dirigencias, no están dispuestos a reestructurarse y consolidarse. Tampoco a abrir la puerta a su propia militancia y mucho menos a la sociedad. No quieren resolver los problemas de la ciudadanía, sino que ésta resuelva los suyos. Reducen la condición ciudadana a la de elector, limitando su participación en las urnas, un domingo cada tres años, para luego confinarla: votas y te vas.

Los partidos son ludócratas. Adoran el poder, pero abominan la política. Alcanzar el poder, pero no ejercerlo en democracia y pluralidad. Ganar elecciones, pero no conquistar gobiernos. Proyectar, sin realizar. Y, hoy, como tantas otras veces, llaman al electorado a resolver el entuerto de haber empantanado la situación.

***

Vamos a una elección bipolar, de locos. Los partidos han configurado alianzas electorales sin establecer una plataforma común y con candidatos de ocasión, sin asegurar si, tras los comicios, esa alianza devendrá política o si cada cual velará por su interés particular. Piden ayudarles a llegar a la meta, pero sin fijar sin exponer cuál es esta y, entonces, instan al electorado a votar por lo uno o lo otro, sin definir qué es eso.

Vamos a una elección bipolar, donde los extremos se tocan y, por lo mismo, se complementan. La esquizofrenia. A ver si no, otra vez, el sexenio se reduce a dos años y la oferta es esperar a ver qué sigue, cuando lo que sigue es la descomposición del régimen de partidos.

Cómo elegir, si no hay de dónde escoger.

[email protected]

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Sobreaviso

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1852539

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx