Retorno. Después de más de un año, la Camerata de Coahuila volvió a tener un concierto presencial.
A diez minutos para las 20:30 horas se anuncia la primera llamada, mientras miembros de la orquesta afinan sus instrumentos de cuerda. La planta baja del Teatro Isauro Martínez ha alcanzado su cupo, a proporción del aforo reducido del 25 por ciento que se permitió para el primer concierto presencial de Camerata de Coahuila en poco más de un año.
Hoy el público porta cubrebocas, incluso hay rostros cubiertos con caretas transparentes. Los asientos están separados a tres lugares por un listón, por lo que algunos asistentes tratan de conversar en voz baja a la distancia. No hay programas de mano. Se trata de una nueva normalidad, donde respetar las medidas sanitarias es la obertura de la noche.
Los primeros aplausos del público son para dar la bienvenida al resto de la orquesta que aparece en el escenario. El repertorio dicta la ejecución de la Suite de la reina de las hadas de Henry Purcell y la Suite St. Paul de Gustav Holst.
Dan las 20:30 horas, el respetable guarda silencio y las cuerdas dialogan tras el tacto de los arcos para formar la obra de Hulst. En el intermedio emerge otra vez ese sonido ausente en los conciertos virtuales: el aplauso del público.
La noche con tinte inglés continúa con los cuatro movimientos de la Suite de la reina de las hadas. Su sonoridad es adaptación de obra shakesperiana. Purcell compuso está suite en 1692, tres años antes de su muerte.
Tras media hora de concierto, la misma sonoridad de aproximadamente 120 personas percusionando sus palmas, clausura la noche. El público lagunero manifiesta su regreso a un concierto de la Camerata.