Un objetivo deseable es que la mayor parte de la población alcance su longevidad máxima en condiciones saludables.
La inmunosenescencia es el término científico para identificar el conjunto de cambios que tienen lugar en el sistema inmunitario con el envejecimiento.
El sistema inmunitario juega un papel clave en el mantenimiento de la salud e influye en la velocidad con la que se lleva a cabo el proceso de envejecimiento y por lo tanto en la longevidad.
En la actualidad, un objetivo deseable es que la mayor parte de la población logre alcanzar su longevidad máxima en condiciones saludables, es decir, buscar un envejecimiento saludable debería ser una prioridad importante para cada uno de nosotros.
Mantenernos independientes para la realización de las actividades de la vida diaria es una de las metas de envejecer de forma saludable.
¡Hay Buenas noticias! La capacidad de llegar a ser una adulto mayor saludable está determinada en un 25% por nuestros genes y en un 75% restante por nuestro estilo de vida y factores ambientales, por lo que llegar a ser un adulto sano puede estar en nuestras manos.
Es evidente que al envejecer hay una mayor presencia de padecimientos autoinmunitarios, infecciones y cánceres, patologías que indican un sistema inmunitario poco eficiente. Aunque la inmunosenescencia cada vez está siendo mejor estudiada, aún hoy es todavía un proceso no muy bien aclarado, pero que involucra cambios en las células del sistema inmunitario tanto en cantidad como en calidad.
FACTORES QUE CAUSAN LA INMUNOSENESCENCIA
Algunos factores que causan la inmunosenescencia están relacionados con el aumento en el estrés oxidativo e inflamación a nivel celular, así como la sarcopeniafragilidad y anorexia asociadas al envejecimiento y desnutrición.
La sarcopenia se refiere a la pérdida de masa y fuerza muscular que puede conducir al síndrome de fragilidad característico de esta etapa de la vida.
La masa muscular pasa de ser un 45% en el adulto joven a un 27% en los mayores de 70 años. La sarcopenia tiene como resultado la pérdida de fuerza y de capacidad aeróbica y por lo tanto de funcionalidad. Además este proceso se acompaña de una disminución de la masa y densidad ósea lo que incrementa el riesgo de osteoporosis y de fractura por fragilidad (vertebrales, húmero, antebrazo y la tan temida fractura de cadera).
Habitualmente la mayoría de las personas mayores sanas a medida que envejecen, reducen su ingestión de alimentos por la disminución de la actividad física y el menor gasto energético ocasionado por el cambio en la composición corporal (menos músculo más grasa corporal).
No obstante, la falta de apetito (anorexia) es una señal a la cual se le debe prestar atención porque puede estar asociado con otro problema, que debe ser identificado oportunamente para evitar llegar a un estado de desnutrición.
La desnutrición en esta etapa de la vida se asocia con un lenta recuperación en el caso de enfermedades, mayor riesgo de complicaciones, una mayor tasa de ingreso y reingreso hospitalario y mayor tasa mortalidad.
