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LAURA ELENA PARRA

ADICCIÓN A LA RED

A muchos de nosotros nos ha pasado que prendemos el celular, el iPad o la computadora y en un determinado momento nos damos cuenta de que nos hemos enganchado y seguimos viendo publicaciones, historias, videos, etcétera y, sin sentirlo, pasa una hora, dos o más.

Esta conducta puede generar una adicción. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, el uso excesivo de las tecnologías, las redes sociales o el internet tiene la misma consecuencia que una droga.

La dependencia de actividades que son nocivas para la salud o el equilibrio psíquico es difícil de controlar. Investigaciones recientes señalan que los jóvenes de entre de 18 y 29 años son los que más utilizan las redes sociales y quienes corren más riesgo de sufrir las consecuencias.

Cada vez que recibimos un estímulo gratificante como una notificación, un "me gusta" o un mensaje, se activa el sistema de recompensas y se libera dopamina, lo que provoca sensaciones de placer y satisfacción. El sistema dopaminérgico desempeña un papel fundamental en nuestra experiencia al utilizar las redes sociales. La cuestión es que el uso excesivo de redes y la búsqueda constante de recompensas pueden tener consecuencias negativas para nuestra salud mental.

En el Estudio sobre el impacto de las redes sociales en la salud mental de los estudiantes realizado en la Universidad complutense de Madrid en 2022, se encontró que las redes sociales más usadas son WhatsApp, Instagram y YouTube, y que un 39% de los encuestados "refieren tener síntomas de saliencia (proceso mental por el que estímulos ordinarios o no importantes, captan la atención y se vuelven significativos) y cambio del estado de ánimo respectivamente relacionado con la adicción a redes sociales". Entre las consecuencias que se presentan se han encontrado niveles altos de ansiedad, depresión, aislamiento, alejamiento de familiares y de la vida real. Además, la preocupación por la imagen personal y las comparaciones con los otros ejercen presión social y emocional.

Es crucial encontrar un equilibrio saludable en el uso de las redes sociales y ser conscientes de cómo nos afectan emocionalmente. Los expertos en el tema dan recomendaciones para mitigar las consecuencias mencionadas, como establecer límites de tiempo para el uso de redes sociales, aprender a observarnos y darnos cuenta de nuestro estado emocional y físico al estar conectados, practicar la autorregulación, establecer relaciones más cercanas y significativas con amigos y familiares fuera de redes sociales, ser selectivos a la hora de elegir a quién seguimos y estar atentos a cómo nos sentimos al respecto. Si algo nos molesta o nos hace sentir mal, es mejor no entrar a esas cuentas y dedicar tiempo al autocuidado y a preservar nuestro bienestar emocional.

En última instancia, el uso consciente y equilibrado de las redes sociales nos permitirá seguir aprovechando los beneficios del mundo virtual y seguir conectados con el mundo real de una manera más saludable.

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