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SIGLOS DE HISTORIA

El Torreón de Salvador Novo (Tercera de Cuatro Partes )

Dos grandes amigos de Salvador Novo: El expresidente Gustavo Díaz Ordaz (1911-1979), y Raúl López Sánchez (1904-1957), exgobernador de Coahuila. (Archivo de Graciela López Mercado)

Dos grandes amigos de Salvador Novo: El expresidente Gustavo Díaz Ordaz (1911-1979), y Raúl López Sánchez (1904-1957), exgobernador de Coahuila. (Archivo de Graciela López Mercado)

DOMINGO DERAS TORRES

Cuando Salvador Novo y sus padres regresaron a la Ciudad de México en 1917, su estancia en Torreón quedaría marcada como un capítulo inmarcesible de su vida, la ciudad y los personajes lo motivaron a abrir un grueso expediente en el gran archivo de sus memorias; el niño que pesquisó y grabó imágenes, se convertiría en el exitoso escritor que las resucitaría en su elegante prosa. Dar lectura a estos textos nos muestra al hombre que quiso a la tierra que lo adoptó por algunos años, sentimiento que consignó en su autobiografía "La Estatua de Sal" y en su extensa obra "La Vida en México", esta edición consta de 11 volúmenes y abarca los períodos presidenciales de Lázaro Cárdenas del Río al de Luis Echeverría Álvarez. El 14 de septiembre de 1957, en su casa de Coyoacán que hace años fue demolida, un sensible Salvador Novo orgulloso de su pasado torreonense, escribió: "Cuando abandonamos aquella ciudad, mi anhelo era volver a ella: adquirir en México cuanto se pudiera de sabiduría y aptitudes y ponerlas al servicio de mis amigos, condiscípulos, conocidos de Torreón: ser allá un maestro, enseñar, transmitir lo que hubiera aprendido acá… Si yo hubiera vuelto; si ahí hubiera permanecido, otra habría sido acaso mi vida, y en la medida de mis aptitudes, habría contribuido al engrandecimiento de esa ciudad… Nada le he dado, y ella ha acabado por olvidarme, por justificadamente ignorar este amor remiso, callado, nostálgico, que yo le conservo desde mi inutilidad".

MÁS IMÁGENES SOBRE SUS DÍAS EN TORREÓN

En Torreón, Novo se insertaría en una cotidianeidad social de la que fue copartícipe: actor y espectador. Las diversiones del fin de semana de aquella época eran muy escasas. La Carpa Pathé que estaba instalada en la esquina noroeste del entronque de avenida Morelos y calle Cepeda (actual Edificio Municipal), frente a la plaza, era entonces el único teatro de la población. En este lugar se representaban operetas y zarzuelas, y desde luego, obras del género dramático; ahí lo llevaron sus padres algunas tardes dominicales, sitio donde nacería su pasión por el arte escénico.

Al poniente de las avenidas Iturbide (hoy Presidente Carranza), Hidalgo y Juárez, así como el área que inicia en las calles que van de la Múzquiz hacia el oriente, hasta la Blanco, se encontraban los principales comercios de la ciudad. Los Novo conocieron, y seguramente harían muchas de sus compras, en algunos de esos negocios como La Ciudad de París, El Puerto de Liverpool, las ferreterías de Julián Lack y La Suiza, Buchenau y Compañía, el almacén de García Hermanos, la papelería El Modelo y la Zapatería Francesa.

Novo vio a los chinos de nuestra ciudad trabajar afanosamente en sus panaderías, tiendas de abarrotes, restaurantes y lavanderías. Según datos, para 1911 la colonia china de Torreón era la más grande de México, la integraban de 600 a 700 miembros en una ciudad poblada por cerca de 40,000 habitantes. Anotó en sus crónicas que en la esquina noreste del crucero de la avenida Hidalgo y calle Ramón Corona, a media cuadra de su casa, "existía una tienda llamada "La Sencilla" de un chino leproso que siempre estaba abanicándose".

El 15 de octubre de 1916, el presidente Venustiano Carranza hizo una visita a Torreón, fue recibido con honores. Cuando el periodista Emmanuel Carballo lo entrevistó, en 1958, le preguntó si había conocido al Varón de Cuatrociénegas, Novo le respondió: "En Torreón, mi padre, y yo con él, fuimos a un desfile en el que participaba Carranza, ese precursor del cine y la televisión. Fue para mis ojos un día de fiesta: ¡Había tan pocas diversiones!" (Protagonistas de la Literatura Mexicana. Autor: Emmanuel Carballo. Primera edición en Lecturas Mexicanas. Edición de la SEP. México, 1986).

Salvador Novo escribió en sus memorias que el reconstituyente Quina Laroche y el aceite de hígado de bacalao, le fueron recetados en Torreón durante su infancia, dos médicos lo asistieron durante sus enfermedades: los doctores Viesca Lobatón y Diamante Mihaloglou. El primero lo alivió del paludismo y de una infección intestinal.

Al terminar su sexto año de primaria en la "Escuela Centenario", y por haber obtenido excelentes calificaciones, le fue concedida una beca para estudiar la carrera de maestro en el Ateneo Fuente de Saltillo. Sus padres la desecharon, le proyectaron su futuro académico en México, a donde decidieron regresar; lo inscribirían en la Escuela Nacional Preparatoria. La mudanza de Torreón, a la capital, fue en 1917. (La Estatua de Sal. Autor: Salvador Novo. Edición de Conaculta. México, 2002).

SU AMIGO RAÚL LÓPEZ SÁNCHEZ

Compañero y amigo durante los días de la primaria en el "Colegio Modelo", en Torreón, fue Raúl López Sánchez, con quien continuó una estrecha amistad al reencontrarlo en la ciudad de México. López Sánchez incursionó en la política, fue íntimo amigo y excondiscípulo del expresidente Miguel Alemán Valdés, en las aulas de la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Derecho de la UNAM; colaboró con él desde que fue gobernador de Veracruz.

Fungió como diputado, senador y gobernador de Coahuila de 1948 a 1951; fue Secretario de Marina durante el sexenio alemanista. Ha sido en la historia política coahuilense el único mandatario estatal nacido en Torreón. Y con este carácter, en 1949, invitó a Salvador Novo a participar en los festejos del Centenario de Manuel Acuña. Novo era director de teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes. Así lo detalló en sus escritos: "El licenciado Jesús Rodríguez de la Fuente vino a verme por encargo de Raúl López Sánchez… Raúl quiere saber si acepto integrar un comité de coahuilenses distinguidos y literarios que organice el programa de las fiestas… Desde luego que acepto".

En la Ciudad de México, el 11 de enero de 1957, falleció López Sánchez. Novo, conturbado, escribiría en sus memorias: "Nuestra amistad -nacidos en el mismo año- databa de nuestra común infancia, en Torreón. Íbamos a la misma escuela y por las tardes jugábamos juntos, ya en su casa, ya en la mía, hasta la hora de la merienda. Mi madre lo recuerda, pulcro y seriecito… Durante los días muy venturosos que pasamos en Saltillo -cuando los festejos del Centenario de Acuña-, venía después de sus labores, manejando un pequeño coche, a llevarme consigo para que viera las obras que entonces realizaba: el aeropuerto, el tecnológico, el nuevo alumbrado de las calles. Conocía a fondo hasta el último detalle de costos, materiales, arquitectura, fechas de terminación, de todas las obras; el nombre de cada responsable de cada tarea".

Y con frases luctuosas concluyó la nota: "A su viuda y a sus hijos; a sus hermanos, y a todos los coahuilenses a quienes tanto benefició su dinamismo y su vida fecunda, les doy aquí la más humilde, fraternal y conmovida condolencia". (La Vida en México en el periodo presidencial de Adolfo Ruiz Cortines. Autor: Salvador Novo. Tomo III. Edición de Conaculta. México, 1997).

TORREÓN, SIEMPRE TORREÓN…

Fueron pocas, no muchas, las ocasiones en que Salvador Novo regresó a Torreón. En enero de 1949 realizó una de esas visitas, paseó por su antiguo barrio de la calle Ramón Corona y contempló la casa donde vivió con sus padres, apuntaría: "Me planté frente a aquella casa, presa de la más viva emoción. Me veía en ella pequeño y delgado, capaz apenas de alcanzar la altura de sus rejas, o jugando en su jardincillo con agua y con tierra. ¿Quiénes otros la habitarán ahora? ¿Qué niños forjarán en ella qué sueños? ¿Qué esposos se sentarán a una mesa en ella mientras sin que lo sepan vaga por sus recintos el fantasma de quien la construyó; del hombre rubio y fino que era mi padre; de la mujer joven, morena y fuerte que en esa casa se enfrentó a los villistas; del niño asombrado y poeta que yo fui en ella?"

Su amigo el licenciado Antonio Flores Ramírez, quien fuera editorialista de El Siglo de Torreón, fue su anfitrión durante aquella estancia. Novo le pidió que lo llevara a la casa de su amigo el arquitecto Jerónimo Gómez Robleda, quería saludarlo a él y a su esposa Betty, quienes se sorprendieron mucho al verlo. Gómez Robleda le informó con lujo de detalles el trazo que había hecho de la nueva colonia "Torreón Jardín". Y escribió: "Son ochocientos lotes de un promedio de 500 metros, y ya están vendidos 600 de ellos… a sus dueños no les da la gana de construir, o compraron los terrenos para especular en la esperanza de que subiera el precio, cosa que no ha ocurrido, pues siguen valiendo de 25 a 60 pesos el metro",

En esa ocasión lo invitaron a una comida en una huerta de Ciudad Lerdo, propiedad de sus amigos los esposos Marcelo Villanueva y "La Chata" Franco Crabtree. Así narró el convite: Tocaba una pequeña orquesta, instalada cerca de las muchas mesillas rústicas en cuyo torno se sentaban, endomingados, los amigos de Marcelo y su suegro don Pedro Franco… Bien pronto, las muchachas empezaron a distribuir platos servidos con el esperado cabrito en su sangre, y tortillas calientes". (La Vida en México en el período presidencial de Miguel Alemán. Autor: Salvador Novo. Edición de Conaculta. México, 1994).

Lagunera de corazón y de origen, era su amiga Rita Torres Duarte, quien fue esposa del doctor Manuel Alamillo, también amigo del escritor. Radicaban en su casa de la colonia Del Valle, en la ciudad de México. Ella nació en la hacienda San Francisco de Las Liebres (hoy ejido Benito Juárez), en el municipio de Nazas, Durango; parte de su infancia y adolescencia las vivió en Torreón. "Ritita", como la llamaba Salvador Novo cariñosamente, tenía amistad con Elvira Arocena y Arocena y su marido Francisco Belausteguigoitia y Landaluce. Elvira, junto con Rafaela su hermana, fueron herederas de la fortuna Arocena forjada en La Laguna de Coahuila.

Cuando se reunían en el hogar de los Alamillo Torres, entre Rita, Elvira y Salvador, se armaban alegres charlas donde se hacían frecuentes citas sobre Torreón. Infaltables eran los recuerdos y las anécdotas, sabrosas conversaciones que eran agradables y emotivos viajes al pasado, imágenes de La Laguna que les tocó conocer y vivir.

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Rita Torres Duarte (1900-1995), después de Alamillo. (Archivo de Pilar Fernández Torres)
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Salvador Novo en Ciudad Lerdo, en 1949, acompañado de los niños Villanueva Franco: Teresita, Carolina y Marcelo.
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