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Cierra 'El Modelo', el comercio más antiguo de Torreón

SIGLOS DE HISTORIA

Fachada de la papelería 'El Modelo', a principios del Siglo XX.

Fachada de la papelería 'El Modelo', a principios del Siglo XX.

DOMINGO DERAS TORRES

Fundada a fines del Siglo XIX por los inmigrantes españoles de origen asturiano Agustín, Antonio y Ángel Victorero Lucio, la Papelería "El Modelo" que todos conocemos en la esquina nororiente del crucero de avenida Hidalgo y calle Zaragoza, está próxima a cerrar definitivamente sus puertas. Es el comercio más antiguo -vigente- de Torreón . En tiempos pretéritos tuvo otros giros mercantiles, ahí se llegaron a vender armas, municiones, tabacos, billetes de la lotería nacional y artículos deportivos. Su añeja existencia sobrevivió a los violentos días de la Revolución Mexicana, a las recurrentes crisis económicas que han afectado a la economía nacional y regional, y al traspaso de sus sucesivos propietarios. Famosa y tradicional negociación conocida por las generaciones de torreonenses de antaño y hogaño, "El Modelo" nació cuando Torreón era una villa, un caserío al que arribaron pioneros de otras entidades del país y que convivían con los grupos étnicos extranjeros procedentes de España, Alemania, Estados Unidos y China, además de otros menos numerosos.

LOS VICTORERO, DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A TORREÓN

Fueron muchos los asturianos que a lo largo de la historia de la inmigración española, hacia México, llegaron a Torreón. Casi todos se embarcaban en el Puerto de Gijón con destino a Veracruz, las despedidas a aquellos osados "chavales" cuyas edades -en su mayoría- iban, desde los quince a los veinte años, eran emotivas; la madre con el rostro bañado en lágrimas dando su bendición al hijo, el padre que lo sacudía con un estrujante abrazo, sus hermanos que con su conturbado semblante le decían adiós. Nunca olvidarían, aquellos imberbes aventureros, el nombre del barco en el que realizarían la travesía transatlántica.

Los accesorios del viaje: una maleta con ropa, algo de comida y unas cuantas monedas en el bolsillo. La consigna era "hacer la América", no había de otra, si regresaban pronto y sin dinero serían vistos como unos derrotados; dejaban su tierra asturiana de la fresca y burbujeante sidra, para ir al México del tequila.

Nativos del puerto de Lastres, perteneciente al Concejo de Colunga en Asturias, arribaron a la Villa de Torreón a finales el Siglo XIX, Agustín, Antonio y Ángel Victorero Lucio. Hijos de Ramón Victorero Bada y Teresa Lucio Huerta, estos inmigrantes tuvieron como hermanos a Ramón, Elvira, Genoveva, Concepción y Luis, quienes se quedaron en España; el primero de éstos ejerció el sacerdocio. Los ocho hermanos Victorero Lucio, fueron célibes, ninguno contrajo matrimonio ni engendró hijos, fue una familia de hábitos mojigatos ligados a un catolicismo ultranconservador.

PAPELERÍA "EL MODELO"

Después de desempeñar diversos empleos y reunir ahorros, Agustín tuvo la iniciativa de abrir una papelería en una de las esquinas del crucero que forman la avenida Hidalgo y la calle Zaragoza; la actividad comercial de Torreón orbitaba alrededor de la estación de ferrocarril, ésta se encontraba frente al Hotel Francia, antiguo edificio que aún podemos apreciar en la esquina norponiente de la avenida Presidente Carranza y calle Ramos Arizpe; el crecimiento vertiginoso de la población, demandaba, un establecimiento de este giro mercantil.

A la negociación se le asignó la razón social de "Agustín Victorero y Hermanos". Los Victorero, además de ofertar papelería, pusieron a la venta armamento, municiones, tabacos y billetes de la Lotería Nacional. El mobiliario del establecimiento consistía en un largo mostrador curvo, estantería y vitrinas armados en fina madera de encino americano. Sobre el mostrador lucía, para el cobro de la mercancía, una gran caja de bronce registradora marca "National".

La papelería "El Modelo", además de anunciarse en la prensa regional, también lo hizo en la nacional al publicitarse en el periódico "El Diario" de la Ciudad de México, su texto comercial apareció al lado de otros similares en su sección dedicada a Torreón, en sus ediciones de 1910, así decía: "El Modelo", tabaquería, papelería y departamento especial para trabajos de realzados. Agustín Victorero y Hermanos, Apartado 57".

Las exitosas ventas de "El Modelo" reportaron importantes ganancias a los Victorero, y gracias a ello, compraron las fincas que ocupaba esta negociación y las aledañas a la misma. Adquirieron por la avenida Hidalgo las marcadas con los números 1354, 1366, 1376, 1380 y 1394 oriente; por la calle Zaragoza, las señaladas con el 361 y el 369 sur que arrendaron a otros comerciantes. En la calle Valdez Carrillo y marcado con el número 69 sur, entre las avenidas Allende y Matamoros, casi haciendo esquina con esta última, realizaron la compra de un terreno de más de mil metros cuadrados; ahí construyeron la casa que habitaron durante su residencia en Torreón.

La vieja casona de la que únicamente se conserva su antigua fachada de ladrillo, conformada por su desaparecida puerta principal y cuatro grandes ventanales en sus flancos izquierdo y derecho, son un silente espectro que nos dice fue habitada por gente adinerada; la centenaria edificación que ocupó el terreno, fue derruida. En nuestros días el inmueble sirve como estacionamiento público. Hacia el centro de la construcción se encontraba el patio central, en su entorno las habitaciones de adobe con sus altos techos de viga y teja, los cuartos tenían pisos de antiguo mosaico en diferentes tonos; la conocí cuando fue propiedad del desaparecido ganadero español Aurelio Espada Garrido, con quien tuve trato y aprecié. En esta finca estuvieron las oficinas de su establo.

LA FORTUNA DE LOS VICTORER

La siembra y la cosecha del algodón, en la Comarca Lagunera, hizo millonarios a varios inmigrantes españoles que se dedicaron a esta actividad, la fama de la rica calidad de la fibra blanca llegó a muchos confines del orbe; ésta tuvo demanda por los grandes consorcios de hilados y tejidos de los mercados nacional y extranjero. Eran miles de carros ferroviarios que la transportaban en pacas a las ciudades de México y Puebla, así como a los puertos nacionales localizados en el Océano Pacífico y el Golfo de México, para su embarque a países de Europa y América. Así nacieron los ubérrimos capitales de Rafael Arocena, Leandro Urrutia, Feliciano Cobián y los hermanos Victorero, entre otros.

Los Victorero, con esfuerzo visionario trabajaron y ahorraron dinero, las ganancias de su Papelería "El Modelo" eran magníficas, tuvieron la inquietud de sembrar algodón como lo hacían sus paisanos; así lo hicieron. Fueron varios años en los que alternaron, su vida laboral, entre el comercio y la agricultura con excelentes resultados.

A principios de la segunda década del Siglo XX, Ángel Victorero Lucio, quien era aficionado a la astronomía y a estudiar los fenómenos climatológicos, revisaba el pluviómetro cuando llovía y a diario tomaba la lectura del termómetro, como lo hizo hasta los últimos días de su vida en España; invitó a Antonio y Agustín, para incrementar sus inversiones en el cultivo del oro blanco. Pronosticó época de abundantes lluvias para antes de 1914, su sugerencia fue apoyada y realizaron la siembra, levantaron miles de toneladas y la fibra blanca subió de valor alcanzando un precio récord en el mercado mundial ese año; su gran cosecha la vendieron a inversionistas ingleses, el trío de los hermanos Victorero obtuvo una cuantiosa fortuna, así se convirtieron en indianos ricos.

LOS VICTORERO, VIVIERON LAS REFRIEGAS REVOLUCIONARIAS

Los hermanos Victorero padecieron los violentos días de la Revolución Mexicana en Torreón. Presenciaron las tomas de la ciudad de 1911, 1913 y 1914. En la primera, los maderistas se apoderaron de la población y sus aterrorizados habitantes fueron testigos de la cruel matanza de chinos, ocurrida en el Banco Chino que se localizaba en la esquina suroriente de las calles Juárez y Valdez Carrillo, el 15 de mayo de 1911. La pepelería "El Modelo" fue saqueada, las turbas revolucionarias arrojaron mercancía y mobiliario a mitad de la avenida Hidalgo, donde le prendieron fuego entre la gritería de la soldadesca y la muchedumbre.

De aquella azarosa refriega de 1911, en su novela "Tropa Vieja", el revolucionario y escritor Francisco L. Urquizo, narra a detalle en el personaje de Chonita el saqueo de casas y comercios: "Vieran nomás cuántas atrocidades han hecho aquellas gentes en Torreón: pianos en las calles, camas de latón, piezas de manta, pares de zapatos, chalinas… No ha quedado una tienda en buenas condiciones, ¡y tan buen comercio que había!".

Y de la masacre de los asiáticos, cuya noticia dio la vuelta al mundo, dijo: "Los pobres chinos son los que han pagado el pato… Los sacaban arrastrando de las trenzas, de sus hortalizas o lavanderías, y en la mitad de la calle los mataban a tiros o puñaladas. ¿Se acuerdan del Banco Chino? Tiene tres pisos; pues cuando los pobres estaban allí dentro se dieron cuenta de la furia de los maderistas, se escondieron a toda prisa en el último piso, y hasta allá subieron una turba de desalmados; los agarraron de los cabellos y los aventaron por las ventanas hasta el suelo de la calle". (Tropa Vieja. Autor: Francisco L. Urquizo. Ediciones Aguilar. México, 1974).

Si la Toma de Torreón de 1911 fue violenta, más agresiva y sangrienta fue la de 1914, cuando Francisco Villa y su avasalladora "División del Norte" derrotaron el 2 de abril, de este año, al ejército huertista comandado por el general José Refugio Velasco. La jornada bélica duró largos días y noches de dramáticos enfrentamientos. Los torreonenses se habían encerrado a piedra y lodo en sus casas, sobre las puertas y ventanas a modo de contrafuertes pusieron cómodas y roperos, como medio de defensa para frenar la incursión de algún beligerante o intruso forajido que quisiera invadir el refugio hogareño.

Salvador Novo, quien tenía 10 años de edad y al lado de sus padres vivió en zozobrante encierro la Toma de Torreón de 1914, en su casa de la calle Ramón Corona, anotaría en sus memorias: "Los villistas acababan de entrar a la ciudad, con sus habituales alaridos, sus tiros desesperados al aire, sus cabalgatas por las calles, desiertas sino por ellos". (La Estatua de Sal. Autor: Salvador Novo. Edición de Conaculta. México. 2002).

Los Novo, por su condición de tener como jefe de familia a un español, sufrirían, al igual que los hermanos Victorero, las iracundas represalias de Francisco Villa a quien le informaron que los españoles avecindados en Torreón, habían apoyado con dinero y víveres a las tropas huertistas del general Velasco, durante los días del sitio. Horas de exasperante terror vivieron los miembros de la colonia hispana en aquellos días de abril de 1914.

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La papelería 'El Modelo' en la época porfiriana. Al centro y de traje oscuro, Agustín Victorero, a su lado y de chaleco en el mismo color, Isaac Villanueva Fernández. (Archivo familiar González Villanueva).
La papelería 'El Modelo' en la época porfiriana. Al centro y de traje oscuro, Agustín Victorero, a su lado y de chaleco en el mismo color, Isaac Villanueva Fernández. (Archivo familiar González Villanueva).

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