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La artillería Villista al mando del general Felipe Ángeles, en las batallas de marzo de 1914.

La artillería Villista al mando del general Felipe Ángeles, en las batallas de marzo de 1914.

Manuel Ramírez López, Cronista Oficial de Gómez Palacio

(Tercera parte)

Las fuerzas de la División del Norte que habían quedado acampadas en Yermo, Dgo., se despertaron en la madrugada del día 19 de marzo de 1914 para preparar su salida en líneas desplegadas con rumbo al sur para tratar de llegar a Conejos, Dgo. La intención era aproximarse un poco más a Bermejillo, Dgo. Arriban a estación Conejos a las 16:00 horas, rindiendo las avanzadas parte sin novedades y pernoctando la tropa con tranquilidad en medio de un fuerte aguacero y un frío intenso, esperando la incorporación de los trenes que venían a la retaguardia.

Al día siguiente 20 de marzo de 1914, en punto de las 5 de la mañana, salen las brigadas Zaragoza, Cuauhtémoc, Madero y Guadalupe Victoria, al mando del general Eugenio Aguirre Benavides, quien previamente había recibido órdenes de atacar y apoderarse del pueblo de Tlahualilo, Dgo., para posteriormente, marchar de inmediato hacia el suroeste para ayudar al asedio de Gómez Palacio, Dgo., y Torreón, Coah. Mientras tanto, el centro de la División del Norte y parte de su ala derecha avanzan en línea de batalla sobre la vía del ferrocarril que va a Bermejillo. Previamente, desplazándose desde su campamento en las Nieves, Dgo., el general Tomás Urbina procedió a tomar Mapimí, Dgo.

Forman las avanzadas del centro, el estado mayor y la escolta del general en jefe. Al medio día del mismo 20 de marzo, están tomando contacto con el enemigo en Peronal, Dgo., iniciándose una persecución sobre los elementos que cubrían el cuerpo avanzado de los rurales, que rápidamente se replegaron rumbo a Bermejillo, seguido por los dragones de la brigada Villa al mando del general José E. Rodríguez, con sus subalternos Cruz Domínguez y Macedonio Franco. Al llegar al mencionado poblado, los federales del general Eutiquio Munguía; los rurales del general Benjamín Argumedo; las de fuerzas de Pedro V. Rodríguez Triana y Lázaro Alanís, les hicieron férrea resistencia.

Más temprano, en esa mañana del 20 de marzo, la columna que forma el ala izquierda de las fuerzas villistas toma la vanguardia y es la primera que hace contacto formal con el enemigo que se repliega a Tlahualilo, y como la persecución es muy cercana, se traba un furioso combate que es sumamente reñido y lo decidió, en gran parte, la acción vigorosa de los 400 hombres de la brigada Cuauhtémoc al mando del valiente coronel Trinidad Rodríguez y de los jefes subalternos Isaac Arroyo, Rafael Licón, Manuel Tarango, y Macedonio Aldama, chihuahuenses de la región de Huejotitlán, que poniendo el ejemplo, se abalanzaron fieramente sobre las fuerzas federales, secundando las acciones de los contingentes que dirigía con acierto y valentía el comandante de esa misión, general Aguirre Benavides. Esta ofensiva, provocó 60 bajas al enemigo, obligándolo a que abandonara el campo de batalla en Tlahualilo y escapara rumbo al sur, para reunirse en la hacienda de Sacramento, Dgo., (hoy Gregorio García), con los contingentes federales destacamentados en ese punto, que recientemente habían sido reforzados por tropas que salieron de Gómez Palacio y por un numeroso contingente de fuerzas irregulares orozquistas, al mando del general Juan Andrew Almazán, que procedente de San Pedro de las Colonias, Coah., llegó a darles oportuna ayuda ante el ataque de los villistas.

Parapetados en Sacramento, los federales se hacen fuertes. El general Aguirre Benavides con instrucciones de tomar ese poblado a sangre y fuego se lanza al combate a las 6 de la tarde, ignorando que el enemigo se había reforzado fuertemente, por lo que las hostilidades se realizaban con fiereza inusitada. Las brigadas villistas no habían descansado ni probado alimentos, ya que cabalgaron durante todo ese día, estando esa gente muy castigada, por lo que a la media noche se retiran de la línea de fuego por haber agotado su parque, y retiran a su jefe, el coronel Trinidad Rodríguez que fue herido por dos balas que le atravesaron su cuerpo, al igual que el teniente coronel Isaac Arroyo con un balazo en la boca; el mayor Macedonio Aldama y el capitán Miguel N. Montes, también heridos de bala. El jefe de la Brigada Madero, el coronel lerdense Máximo García fue gravemente herido en un riñón.

A las 10 de la noche, se supo en el cuartel general villista de Bermejillo, que todavía era muy reñido el combate en Sacramento, ya que la artillería de montaña no había podido funcionar a causa de los desperfectos sufridos en el trayecto desde Yermo, y también por fallas en las cápsulas de las bombas de dinamita que con tanta habilidad manejan las fuerzas constitucionalistas. Tomando en consideración esta situación, el general en jefe ordena, a las 23:00 horas, que la Brigada Leales de Camargo al mando del general Rosalío Hernández, se dirija a auxiliar a las tropas de Aguirre Benavides a fin de precipitar el triunfo. En Sacramento se combatió durante todo el día 21, sin lograr resultados positivos, ya que los federales sitiados, siguieron recibiendo refuerzos hasta de mil hombres, provenientes de Gómez Palacio. Las estrategias estaban cruzadas: el general Velasco trataba de impedir que le tomaran el flanco derecho y presionaran sobre Torreón, y Villa quería eliminar esa base de apoyo de los federales, para cerrar la ruta de escape hacia Saltillo y Monterrey.

Sin embargo, el día 22 de marzo, después del medio día, los federales huyen, aprovechando una fuerte tolvanera, abandonando todas sus posiciones en Sacramento, dejando cerca de 300 muertos y heridos. En su fuga, los federales reciben otro fuerte auxilio tratando de resistir en el poblado Porvenir, lugar cercano a Gómez Palacio, donde son finalmente derrotados, abandonando varios trenes con abundantes provisiones.

Estando posesionadas de Bermejillo, las tropas de la División del Norte, los señores generales Villa y Felipe Ángeles pidieron por teléfono la rendición de la plaza de Torreón al general J. Refugio Velasco quien comandaba las tropas federales acantonadas en esa ciudad, señalándole que para evitar el derramamiento de sangre consideraban un deber militar pedirle que rindiera la plaza, a lo que no accedió el general Velasco. A partir de ese momento, se dieron las órdenes precisas y terminantes para iniciar el avance sobre la ciudad de Gómez Palacio, cuartel general del enemigo.

Los villistas avanzaron hasta la hacienda de Santa Clara, ubicada a pocos kilómetros de Bermejillo, para preparar el ataque a Gómez Palacio, mientras los exploradores se desplazaron hasta unas tres leguas antes de la ciudad, e hicieron contacto con las brigadas Villa y Juárez de Durango. Desde Santa Clara, los villistas se despliegan en línea de tiradores. Las brigadas González Ortega y Benito Juárez se extienden en una extensión de 5 kilómetros a la derecha de la vía férrea, y a la izquierda, ya incorporadas, otra línea igual de las brigadas Villa, Guadalupe Victoria y parte de la Brigada Juárez de Durango.

El centro, sobre la vía del ferrocarril, es ocupado por dos regimientos de artillería y dos batallones de infantería, formando un espectáculo imponente a los ojos de los habitantes que pudieron contemplarlo. Era el preludio de las jornadas más sangrientas y dramáticas de la Revolución Mexicana que viviría Gómez Palacio, al convertirse en el escenario principal de una guerra que habría de dejar honda huella en la historia de estas tierras… Continuará.

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Generales Villa y Eugenio Aguirre Benavides. Este último comandó el ataque a Tlahualilo y Sacramento, hoy Gregorio García.
Generales Villa y Eugenio Aguirre Benavides. Este último comandó el ataque a Tlahualilo y Sacramento, hoy Gregorio García.

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