Se cuenta que cuando Charles Chaplin recibió un premio honorario de la Academia de Hollywood por sus aportaciones al cine el público lo aplaudió de pie durante 12 minutos.
Chaplin fue un genio, sin lugar a dudas. Las más de sus películas son obras maestras. Por desgracia no llegó a filmar el que habría sido un film distinto a todos.
Su trama era muy sencilla. En el escenario de un cabaret de moda, de clientela frívola y elegante, se lleva a cabo la variedad de la noche. El espectáculo que se presenta es la pasión de Cristo. Mientras la gente bebe, ríe y charla, en el foro Jesús es crucificado sin que nadie advierta el drama que acontece ante sus ojos.
Sólo un borracho -Chaplin- se da cuenta de lo que está sucediendo. En vano grita para llamar la atención de la gente: "¡Miren! ¡Lo están crucificando otra vez y nosotros no hacemos nada!". Todos siguen en lo suyo, indiferentes.
Quienes conocieron el proyecto lo consideraron sacrílego, y la película no se hizo.
Lástima. Lo que narraba Chaplin sigue sucediendo.
¡Hasta mañana!...