Tuvimos la última sesión general de este año del Consejo del Instituto Municipal de Planeación de Torreón (Implan Torreón). Cada área hizo un recuento de sus acciones conforme a lo planeado para el 2020. Toda la información acerca del trabajo del Instituto es pública y en su página web se puede tener acceso a ella. El municipio y la Zona Metropolitana de La Laguna tienen un gran activo en este Instituto, que está muy bien dirigido y además conformado por jóvenes con mucho talento y preparación.
El propósito central de un instituto como el Implan, para el espacio de su competencia, es pensar y ofrecer respuestas técnicamente sólidas, socialmente viables y económicamente factibles para encauzar la dinámica urbana de manera sostenible. Esta tarea la ha ido realizando el Implan Torreón, para este año destaca el Atlas de riesgo del municipio de Torreón y una actividad de coyuntura desarrollada en virtud de sus capacidades técnicas: la georreferenciación de la pandemia en este municipio, lo que ha permitido detectar áreas y patrones de contagio y con ello ofrecer una herramienta valiosa para la toma de decisiones por parte de la autoridad.
La pandemia, que en nuestro país se ha manifestado de un modo atroz y en la región ha tenido en noviembre el mes de mayor agresividad, nos ha descolocado de muchas maneras. Una de ellas es generar incertidumbre y hasta cierto pesimismo acerca de los meses por venir. Pero, precisamente el Implan y otras organizaciones han desarrollado propuestas con sustento que permiten a la región contar con hojas de ruta para levantarnos gradualmente de la situación. La Laguna tiene caminos para el 2021 y más allá.
La dinámica de una región como la nuestra debe tener una visión clara y con sustento en, por lo menos, cuatro dimensiones cuyo tejido compone el entramado social: espacio, instituciones, economía y, fundamentalmente, las personas.
En lo espacial, precisamente el Implan ha aportado, este año, dos valiosos instrumentos para el ordenamiento del territorio: el Atlas de riesgo, lo que permite contar con información y protocolos que, al final del día, pueden hacer la diferencia entre salvar o no vidas. Así de importante es ese documento. Otros instrumentos son el nuevo reglamento de desarrollo urbano y los estudios por distrito (Centro Histórico y Norte), con lo cual se tiene la brújula respecto a la construcción y modificación del espacio urbano en general y específicamente para dos polos funcionales de primer orden, el Centro Histórico y la zona norte de la ciudad.
En economía destaco, dentro de los instrumentos que son hoja de ruta, el estudio denominado "Impulsando la inversión, el empleo y el crecimiento en La Laguna", patrocinado por el Consejo para el Fomento a la Inversión, el Crecimiento y el Empleo (Cofinece Laguna). Se trata de un estudio que contiene propuestas específicas para llevar a la región a un PIB per cápita que la ubique entre las 10 zonas más relevantes del país en ese indicador. Es tan detallado el documento que contiene las actividades económicas específicas, los montos de inversión necesarios, la infraestructura requerida y el tipo de educación técnica y universitaria adecuada entre otra información.
En lo que respecta a las instituciones que al final facilitan la gobernanza de una región metropolitana, destaco el trabajo de dos organizaciones. Uno: el Consejo cívico de las instituciones (CCI Laguna) principalmente con el modelo de seguridad regional en el que han aportado conceptualmente y con seguimiento técnico, lo que ha valido ser reconocidos nacionalmente. Dos: el de Metrópoli Laguna, con el esfuerzo, nada sencillo, de impulsar la coordinación metropolitana vinculante en temas torales como movilidad, salud pública, planeación, entre otros. Quizá en este rubro destaca el anuncio hecho por el Presidente López Obrador del programa "Agua saludable para La Laguna", cuyo enfoque y operación necesariamente implica coordinación, no sólo metropolitana, sino regional, pues involucra a nueve municipios de los dos estados y cuyo impacto en el abasto y calidad del agua para la población lo convierte en proyecto primordial para la región.
Hay caminos y alternativas para andar hacia el 2021 con la mira puesta más allá. También hay un reto formidable para aprovechar estas acciones y propuestas y se trata del cuarto componente que mencioné: personas. Nos queda mucho por hacer en la tarea de ponernos de acuerdo, de sumar anteponiendo el interés común al mezquino y al de la consigna destructiva.
