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Género y cambio climático

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

El pasado 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, es una de las fechas en las que además de una felicitación cordial y fraterna se recuerda la larga lucha de la mujer por la igualdad y equidad de género, en palabras de la Organización de Naciones Unidas "la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre". Así lo dice de una forma más poética Henrik Johan Ibsen "Nuestra sociedad es masculina, y hasta que no entre en ella la mujer no será humana".

En este largo proceso, la mujer ha ocupado y destacado en los diferentes ámbitos de la sociedad: en las Ciencias y Artes, en la Economía y la Administración Pública, en la Política y en prácticamente todas las profesiones y oficios. Desde luego hay matices, y las oportunidades se amplían o se contraen dependiendo de la estructura socio-cultural de cada sociedad.

Pero muchos otros procesos se han desencadenado en el planeta a partir de la revolución industrial de 1760: el uso masivo de los combustibles fósiles y con ello la emisión de gases de efecto de invernadero en cantidades similares a las presentadas en las épocas de mayor actividad volcánica, en las cuales ocurrieron algunas de las extinciones masivas de la historia del planeta. Además, los nuevos procesos de industrialización, producción, crecimiento económico, avances tecnológicos y científicos derivados de la revolución industrial se expresaron en una gran intervención en la naturaleza, destruyendo y /o simplificando los ecosistemas y los recursos vitales como el caso del agua y las plantas terrestres y acuáticas que absorben el dióxido de carbono, dando como resultado un aumento neto de dicho gas en la atmósfera ocasionando el fenómeno de calentamiento global de dicha capa del planeta y con ello la liberación de las fuerzas de la naturaleza.

Un dato espeluznante que ejemplifica lo que digo es que: por cada grado centígrado de aumento en la temperatura habrá mil millones de personas empujadas a zonas inhabitables, dando inicio a un fenómeno de migración humana y de refugiados ambientales nunca visto. Dice Greta Thunberg, cuando aún era una niña de 12 años: "Una vez que entiendes la magnitud del problema no puedes borrarlo".

Esta niña que con su huelga escolar por el clima dio lugar a la formación del movimiento "Viernes por un futuro" (Fridays for future) del cual ahora forman parte millones de jóvenes en el mundo, ha participado en una gran cantidad de reuniones y foros incluyendo la de la Cumbre del Clima de la ONU, en donde dio el discurso de apertura, el cual motivó luego la crítica de algunos personajes poderosos como Los presidentes de EUA, Brasil y Rusia. No les gustó obviamente.

Pero como dicen algunos grandes naturalistas, aún tenemos tiempo de componer las cosas, y en el mundo entero se están llevando a cabo proyectos liderados por mujeres, muy ambiciosos que pretenden restaurar los principales ecosistemas que nos protegen de los fenómenos devastadores del cambio climático. Es el caso de la construcción de un muro verde en el África subsahariana para combatir la desertificación de la zona, la plantación de mil millones de árboles de baja demanda hídrica como las Acacias en una extensión de 8,000 kilómetros.

En Senegal, un grupo formado por mujeres, entre las cuales destaca una niña de 10 años llamada Korka, han plantado ya 12 millones de árboles y los beneficios no se han dejado esperar, los pozos secos han vuelto a tener agua, ha vuelto la fauna silvestre, de algunos árboles han obtenido frutos y ha vuelto la vida a la comunidad.

En la selva húmeda del Amazonas, ocurren muchos incendios de forma natural, quedando áreas devastadas, sin árboles. En estas áreas se está llevando a cabo un proyecto muy ambicioso de restaurar las áreas quemadas. Con un objetivo muy ambicioso sembrar 73 millones de árboles, la líder del proyecto es una joven llamada Milena Alves, quien convenció primero a sus papás y a sus amigos y luego recurrió a los nativos. Todos ellos han logrado recolectar semillas suficientes de 200 especies de árboles de la selva, las cuales se mezclan todas en una manta, posteriormente se siembran al voleo, con la mano se va lanzando la semilla en forma de semicírculo mientras se camina por el área, de esta manera cada año se tiran 20 toneladas de semilla por hectárea quemada. Una selva sana como la de algunas partes del Amazonas es sumamente importante en el combate al calentamiento global, ya que es capaz de retirar de la atmósfera el equivalente a 25 años de emisiones de dióxido de carbono.

Muchas mujeres llevan a cabo actividades relacionadas con el calentamiento global, a veces se trata de atención a víctimas, como el caso de Angela Sheldrick que ha dedicado su vida a cuidar y alimentar elefantes bebés huérfanos de elefantes que murieron por una extensa y severa sequía. En la Comarca Lagunera una mujer ha luchado toda su vida por una mejor región y ha sido ejemplo e inspiración de otras generaciones que actualmente trabajan en la conservación de la biodiversidad y en la recuperación del acuífero sobreexplotado. Me refiero a la maestra Magdalena Briones Navarro, que fue recientemente reconocida por la la Universidad Autónoma de Coahuila. Felicidades.

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